ARTÍCULOS

I. DE MONO A HOMBRE 

(Opinión personal)

"[...]...Eres polvo y al polvo volverás" (Gen3,19). Lo que nos hace diferentes de los animales y de las plantas, es nuestra "alma racional"; por la cual, "somos semejantes a Dios" (Gn1,26). Por eso, si creemos en la evolución "del mono" a hombre; o también, el mono y el hombre evolucionando de un antepasado común, pero "sin la intervención de Dios", estariamos cayendo en una doctrina distinta a la fe católica; puesto que, le estariamos dando a la materia el poder de Dios de darnos un alma, pues "nuestra alma viene de Él" (Ec12,7) (Catecismo33). En otras palabras, estariamos endiosando a la creación y no al Creador. Lo cual, no es posible, porque tenemos más razones para creer que Dios existe, que para negar su existencia. Como dice San Pablo: "Todo lo que se puede conocer de Dios lo tienen ante sus ojos, pues Dios se lo manifestó. Lo que Él es y que no podemos ver ha pasado a ser visible gracias a la creación del universo, y por sus obras captamos algo de su eternidad, de su poder y de su divinidad" (Rm1,19-20). Nuestra inteligencia aplicada al estudio científico de la creación visible, nos revela la existencia de Dios y nuestro estado cumbre en la creación. Pero, tanto el propósito de nuestra existencia, como nuestra condición pecadora, solo pueden ser conocidos por "la revelación del Creador" (Catecismo50). Así, si creemos que el mono o cualquier otra especie animal evolucionó en una persona humana, "por la intervención de Dios", debemos ver esta teoría a la luz de Jesucristo crucificado, que es "la plenitud de la revelación de Dios" a los hombres. Porque, "la experiencia de muerte en el mundo, que es certeza del pecado del hombre" (Rm8,20-21), distancia a la creación actual de la original. En el Nuevo Testamento, en el Evangelio de San Juan, "Jesús puso barro en los ojos de un ciego de nacimiento" (Jn9,6). Este hombre nació ciego "para que se realizaran en él unas obras de Dios" (Jn9,3), demostrando que Jesús "es la luz del mundo" (Jn9,4-5). En este milagro el Señor utilizó el conocimiento que el pueblo tenía de "la Torá" (conjunto de cinco libros: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio), donde está escrito: "Yavé Dios formó al hombre con polvo de la tierra, luego sopló en su nariz un aliento de vida, y el hombre tuvo aliento y vida" (Gn2,7). Así, el Señor, al poner barro en los ojos del ciego, dio a conocer su divinidad, pues fue Dios quien formó al hombre de la tierra. Afirmó anteriormente: "[...] Yo les digo que si ustedes no creen que Yo soy, morirán en sus pecados" (Jn8,24). Así, pues, "la creación del hombre a partir del polvo de la tierra", que encontramos en Gn2,7; Sal104,29; 1Cor15,47; Ec3,20; Ec12,7, es un conocimiento aceptado por el pueblo judío desde sus inicios, y que el Señor Jesús, "plenitud de la revelación de Dios", no cambió; sino que, mas bien, utilizó en las obras de Dios. También podemos encontrar en el libro de Daniel, el castigo de Dios al rey Nabucodonosor: "Esas palabras se cumplieron inmediatamente. Nabucodonosor fue expulsado de entre los hombres; comía pasto como el buey y el rocío del cielo mojaba su cuerpo; sus cabellos crecieron como las plumas del águila y sus uñas como la de los pájaros" (Dn4,30). Dios castigó su orgullo volviéndolo como las bestias, "sin inteligencia" (Dn4,31). Pero, ¿por qué no lo volvió como los monos de donde fue sacado? El libro del Génesis enseña que Dios crea todo de la nada, "con el poder de su Palabra" (Gn1,3) (Jn1,1-4). Cuando creó a los animales "dijo: Produzca la tierra vivientes según sus especies, animales del campo, reptiles y fieras. Y así fue" (Gn1,24). Pero cuando creó al hombre, no ordenó a la tierra producir hombres; sino que, Él mismo lo formó del polvo y le dio aliento de vida, que solo el hombre posee y lo hace semejante a Dios. Así, el universo fue creado para el hombre y el hombre para Dios. Es voluntad divina que "Jesús sea el primogénito en medio de numerosos hermanos" (Rm8,29). De esta voluntad de Dios de morar entre los hombres, compartiéndonos su vida bienaventurada, proviene nuestra dignidad "de lo que somos"(Sal8) y "de nuestro origen" (Gn1,26). Dios nos dio un cuerpo en el cual "Él mismo habitaría" (Heb10,5), un cuerpo destinado a ser "templo del Espíritu Santo" (1Cor6,19). El hombre y el mono fueron creados con propósitos distintos, la creación para el hombre y el hombre para Dios. Esta es mi opinión.

II. EL LIBRE ALBEDRÍO

"Por ser imagen de Dios, el hombre está dotado de libertad" (Catecismo1705). Dios lo creó en un estado de santidad y de justicia originales, y lo puso en el jardín del Edén. "[...] Esta gracia de la santidad original era una "participación" de la vida divina" (Catecismo375). "[...] La armonía interior de la persona humana, la armonía entre el hombre y la mujer, y, por último, la armonía entre la primera pareja y toda la creación constituía el estado llamado justicia original" (Catecismo376). El hombre "participaba" de la vida divina y vivía su libertad en el Edén. Dios, en su Divina Providencia, provee todo lo necesario para la vida de sus criaturas. "Creó las agua, que llenó de peces; sobre la tierra y bajo el firmamento, puso a las aves" (Gen1,20-21). "Y en la Tierra, puso al hombre" (Gen2,7). Así también, en las comunidades humanas, a dado a algunos el ser médicos, a otros el ser ingenieros, etc.; de manera que, cada uno, "libremente", hace lo que debe de acuerdo a su naturaleza. La capacidad que Dios nos da, es para el bien, y si lo usamos para el mal, pervertimos nuestra propia naturaleza abusando de nuestra libertad y alejándonos de Dios, pues estaríamos yendo en contra del propósito que nos dio el Creador, que es Bueno. "La libertad es el poder, radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar así por sí mismo acciones deliberadas. Por el libre arbitrio cada uno dispone de sí mismo. La libertad es en el hombre una fuerza de crecimiento y de maduración en la verdad y la bondad. La libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, nuestra bienaventuranza" (Catecismo1731). "En virtud de su "alma" y de sus potencias espirituales de entendimiento y de voluntad, el hombre está dotado de libertad, signo eminente de la imagen divina" (GS17)" (Catecismo1705). Por el pecado, el hombre no perdió su "libre albedrío" (pues es imagen de Dios), sino "la capacidad de obrar el bien" (Rm7,22-23), pues se alejó del Supremo Bien (Dios), perdiendo su gracia, y por sí mismo no puede "obrar como Dios". Es decir, con sus obras (que ya no tienen mérito infinito, sino finito) no puede cumplir la Ley; pues está inclinado al mal. Y "el que falta a la Ley en un punto, falta a toda la Ley" (Stgo2,8-10). El mal uso de su capacidad (abusó de su libertad desobedeciendo a Dios) hirió su naturaleza inclinándola al mal (concupiscencia). "El hombre ciertamente murió" (Gen2,17), pero no totalmente (depravación total), sino espiritualmente. De lo contrario Adán no hubiese tenido descendencia. La reforma protestante deshumaniza al hombre afirmando que no tiene libre albedrío, contradiciendo lo que enseña la Iglesia: "El hombre, persuadido por el maligno, abusó de su libertad, desde el comienzo de la historia (GS13,1). Sucumbió a la tentación y cometió el mal. Conserva el "deseo del bien", pero su naturaleza lleva la "herida" del pecado original. Ha quedado "inclinado al mal" y sujeto al error [...]" (Catecismo1707). La muerte del hombre consistió en "perder la gracia de Dios" dejando de "participar en la vida divina" por el pecado. En la "Obra de Redención", Jesús, "Camino, Verdad y Vida" (Jn14,6), nos da: "el Espíritu Santo que recibimos en el Bautismo" (He2,38); haciéndonos "participar" en su propia vida, "capacitándonos" para ser "hijos de Dios" (Jn1,12). "Dios nos ha vuelto a crear en Cristo Jesús con miras a las "buenas obras" que Dios dispuso de antemano para que nos ocupáramos en ellas" (Ef2,10). No podíamos "obrar el bien" (cumplir la Ley), pero por la gracia de Dios "cumplimos toda la Ley amando a Dios y al prójimo" (Gal5,14). Y, así como puso a Adán en el jardín del Edén, así también a todos los que por la fe y el Bautismo nacemos de nuevo, nos reúne en su Iglesia. Así, San Pablo enseña de la libertad de los cristianos: "Nuestra vocación, hermanos, es la libertad. No hablo de esa libertad que encubre los deseos de la carne, sino del amor por el que nos hacemos esclavos unos de otros" (Gal5,13). "En la medida en que el hombre hace mas el bien, se va haciendo también mas libre [...]" (Catecismo1733). En conclusión, el que hace el mal, abusando de su libertad y alejándose de Dios, pervierte sus capacidades, no las elimina. Así, "el que mira a una mujer con malos deseos, comete adulterio con ella en su corazón" (Mt5,27-28); y no es que "pierda" la vista. Así también, en el pecado original el hombre "abusó de su libertad" (perdiendo la santidad y la justicia originales, y quedando inclinado al mal) y no fue que "perdiera" su libre albedrío.

III. ¿DONDE ESTÁ JUDAS ISCARIOTE?

  • Según nuestro Señor Jesucristo:

Jesús, el Señor, "subió al monte y llamó a los que él quiso, y se reunieron con él. Así instituyó a los Doce (a los que llamó también apóstoles), para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar" (Mc3,13-14). Los discípulos de Jesús, que es Dios, también son siervos suyos: "Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que les ha sido mandado, digan: Somos servidores no necesarios hemos hecho lo que era nuestro deber" (Lc17,10). Acerca de los discípulos y de los siervos, el Señor dijo: "El discípulo no está por encima de su maestro, ni el sirviente por encima de su patrón. Ya es mucho si el discípulo llega a ser como su maestro y el sirviente como su patrón [...]" (Mt10,24-25). Así, a los que eran siervos suyos, los hizo sus amigos: "Ya no los llamo servidores, porque un servidor no sabe todo lo que hace su patrón. Los llamo "amigos", porque les he dado a conocer todo lo que aprendí de mi Padre" (Jn15,15). En la última cena, Jesús, en su Divina Misericordia, le advirtió a su amigo, a Judas: "El Hijo del Hombre se va, como dicen las Escrituras, pero ¡pobre de aquel que entrega al Hijo del Hombre! ¡Sería mejor para él no haber nacido! Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó también: ¿Seré yo acaso, Maestro? Jesús respondió: Tú lo has dicho" (Mt26,24-25). Por eso, cuando Judas lo entregó con un beso, "Jesús le dijo: "Amigo", haz lo que vienes a hacer [...]" (Mt26,50). Cumpliéndose lo que Jesús anunció de él: "[...] ¿No los elegí yo a ustedes, a los Doce? Y sin embargo uno de ustedes es un diablo. Jesús se refería a Judas Iscariote, hijo de Simón, pues era uno de los Doce y lo iba a traicionar" (Jn6,70). Cumpliéndose también, lo anunciado en las Escrituras: "Cuando estaba con ellos, yo los cuidaba en tu Nombre, pues tú me los habías encomendado, y ninguno de ellos se perdió, excepto el que llevaba en sí la perdición, pues en esto había de cumplirse la Escritura" (Jn17,12). "Hasta mi "amigo" seguro en el que yo confiaba, que mi pan compartía, se ha vuelto en contra mía" (Sal41,10). Según la palabra del Señor, Judas se perdió. "...si la sal se vuelve insípida, ¿cómo podrá ser salada de nuevo? ..." (Mt5,13).

  • Según el apóstol San Pedro:

"Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura, pues el Espíritu Santo había anunciado por boca de David lo que hizo Judas; este hombre, que guio a los que prendieron a Jesús, era uno de nuestro grupo y había sido llamado a compartir nuestro ministerio común" (He1,16-17).

  • Según el apóstol San Juan:

"Esa gente salió de entre nosotros, pero no eran de los nuestros; si hubieran sido de los nuestros, se habrían quedado con nosotros. Así es como descubrimos que no todos son de los nuestros" (1Jn2,19).

  • Pero, Dios, ¿en su infinita Misericordia no pudo perdonarlo?

Dios mismo, por intermedio de Santa Catalina de Siena, Doctora de la Iglesia, en su libro "El Diálogo", capítulo 37 nos dice:

"La segunda acusación, carísima hija, es decisiva, hecha en el último momento, cuando no puede haber remedio, porque ha llegado el fin de la muerte. El gusano de la conciencia de que te hablé había sido hecho ciego por el amor propio, comienza entonces a ver, y por ello roe, culpándose a sí mismo al considerar que por culpa suya ha llegado a tanta desgracia y que no puede escapar de mis manos. Esta alma hallaría aún misericordia si tuviese la luz que reconociese y lamentase su culpa no por la pena del infierno que se le sigue, sino porque me ha ofendido a mí, suprema y eterna Bondad. Pero, si pasa el momento de la muerte sin esa luz, solo con el gusano de la conciencia y sin la confianza en la sangre, o con sola compasión de sí misma, doliéndose de su mal más que de la ofensa a mí, irá a la condenación eterna, y entonces es cruelmente acusada por mi justicia a causa de su injusticia y de sus falsas interpretaciones. Se le reprochará no solo la injusticia y modo de juzgar que ordinariamente ha usado con el mundo en todas sus acciones, sino aún más por las injusticias y modos de juzgar en casos particulares, especialmente en la misma muerte, es decir, por haber creído que es mayor su miseria que mi misericordia. Este es el pecado que no se perdona ni aquí ni allá, pues por menosprecio no ha deseado mi misericordia, ya que para mí éste es más grave que todos los demás pecados que haya cometido. Por lo que la desesperación de Judas me desagradó más y fue más grave para mi Hijo que la traición que le hizo. Y así, son recriminados de falso juzgar, por haber considerado mayor su pecado que mi misericordia. Por ello son castigados con los demonios y con ellos eternamente atormentados [...]".

IV. EL BUEN PASTOR 

"El Buen Pastor es Jesucristo, que dio su vida por sus ovejas" (Jn10,11). El vino para buscar a las que se habían perdido: "a todos nosotros pecadores" (Lc5,32). Pero ¿cuál es el camino por el que nos extraviamos? Si alguien busca a una oveja perdida, ¿qué camino debe seguir?

  • En el caso de los que se salen de la Iglesia:

Si queremos traer de regreso a la Iglesia Católica a los que se alejaron de ella protestando contra su doctrina, debemos "conocer" la doctrina que han abrazado; de manera que, rebatiendo sus argumentos les mostremos el camino de regreso. Por tanto, es necesario conocer tanto la doctrina católica, como la doctrina protestante; y no solo exponer lo que la Iglesia enseña. Porque, debemos recordar que han extraviado el camino por creer una doctrina distinta. Así, la primera pregunta que debemos hacernos es ¿qué han creído? Ya que, podemos caer en el error de creer que tenemos los mismos conceptos. Por ejemplo: mientras que para nosotros (los católicos) "la fe es la respuesta del hombre a la revelación de Dios" (Catecismo142), para los protestantes "es tan solo un "instrumento" por el que reciben los méritos de Jesucristo crucificado" (Confesión Belga art. 22). Así, en el escenario de un debate entre "fe y obras" y "sola fide", el protestante nunca comprenderá la posición católica, pues también tiene un concepto distinto de "gracia". Para ellos "la gracia" es un "favor inmerecido" (sola gratia) en la que el hombre no participa de ningún modo pues no tiene méritos ante Dios. Y al ser la fe una gracia de Dios no requiere obras. Es necesario que comprendan que "la fe por naturaleza es inseparable de la obediencia de la fe" (Catecismo144;145); y que, si bien la fe es una gracia, "se debe distinguir entre "la gracia habitual" (o santificante, que recibimos en el Bautismo), disposición permanente para vivir y obrar la vocación divina, y "las gracias actuales", que designan las intervenciones divinas que están en el origen de la conversión o en el curso de la obra de la santificación" (Catecismo2000). Así, solo tenemos méritos para la vida eterna, realizando buenas obras (obras de caridad), cuando hemos recibido (en el Bautismo) la gracia santificante y permanecemos en ella "cumpliendo los mandatos del Señor" (Jn15,10) y evitando caer en pecado mortal. Pues, Abraham tenía fe, pero no nos abrió el camino al Padre, sino solo Jesucristo. Así, la luz de la doctrina católica brilla en la oscuridad de la doctrina protestante; para que, "las ovejas de Cristo" (Jn10,27-28) "descubran la verdad y se conviertan liberándose de los lazos del diablo que los tiene sometidos a su voluntad" (2Tim2,24-26). 

V. EL GÉNESIS A LA LUZ DE JESUCRISTO

"Mediante la razón natural, el hombre puede conocer a Dios con certeza a partir de sus obras. Pero existe otro orden de conocimiento que el hombre no puede de ningún modo alcanzar por sus propias fuerzas, el de la Revelación divina (cf. Cc. Vaticano l: DS 3015) […]" (Catecismo50). Sin embargo, las personas que no tienen fe en Dios pretenden someter a Dios a su razón natural. Así, pues, es necesaria la humillación, puesto que Dios "no rechaza un corazón contrito y humillado" (Sal51,17). La razón sin la luz de la fe está ciega y no puede conocer la verdad de Dios. "[…] Lo mismo que toda verdad se adquiere por la luz de la fe, así se incurre en la mentira y engaño por carencia de fe. Hablo de carencia de ella en los que la han recibido en el santo Bautismo, en el cual se dio "la pupila de la fe" a la inteligencia […]" (El Diálogo46). El engaño del maligno: "serán como dioses" (Gen3,5) (independientes de Dios), se ve más claramente hoy en día con el avance de la ciencia que empodera al hombre y lo tienta (por la concupiscencia) a volverse su propio dios; sobre todo en los que no han abrazado la fe. Sucede como dijo San Pablo: "el saber infla al hombre, mientras que el amor edifica" (1Cor8,1). Así, pues, es en este contexto de "avances en el conocimiento", que surgen argumentos ateos que proponen: "No confiar en la Palabra de Dios, porque puede estar mintiendo"; basándose en la interpretación que hacen del capítulo 1 del libro del Génesis, del cual afirman:

  • Los sucesos que se narran en los días de la creación no coinciden con lo que la ciencia ha llegado a conocer en la actualidad.
  • Se narra la aparición de las plantas antes que el sol, por lo que no podrían existir.

APOLOGETICA CATÓLICA

l. La Sagrada Escritura:

  • Cristo, Palabra única de la Sagrada Escritura:

"A través de todas las palabras de la Sagrada Escritura, Dios dice sólo una palabra, su Verbo único, en quien él se dice en plenitud (cf. Hb1,1-3): […]" (Catecismo102).

  • Inspiración y verdad de la Sagrada Escritura:

"Dios es el autor de la Sagrada Escritura. "Las verdades reveladas por Dios, que se contienen y manifiestan en la Sagrada Escritura, se consignaron por inspiración del Espíritu Santo […]" (Catecismo105). "Dios ha inspirado a los autores humanos de los libros sagrados. "En la composición de los libros sagrados, Dios se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos; de este modo obrando Dios en ellos y por ellos, como verdaderos autores, pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería" (DV11)" (Catecismo106). "Los libros inspirados enseñan la verdad. "Como todo lo que afirman los hagiógrafos, o autores inspirados, lo afirma el Espíritu Santo, se sigue que los libros sagrados enseñan sólidamente, fielmente y sin error la verdad que Dios hizo consignar en dichos libros para salvación nuestra" (DV11)" (Catecismo107). "[…] Para que las Escrituras no queden en letra muerta, es necesario que Cristo, Palabra eterna del Dios vivo, por el Espíritu Santo, nos abra el espíritu a la inteligencia de las mismas (cf, Lc24,45)" (Catecismo108).

  • El Espíritu Santo, intérprete de la Escritura:

En la Sagrada Escritura, Dios habla al hombre a la manera de los hombres. Por tanto, para interpretar bien la Escritura, es preciso estar atento a lo que los autores humanos quisieron verdaderamente afirmar y a lo que Dios quiso manifestarnos mediante sus palabras (cf. DV12,1)" (Catecismo109). "Para descubrir la intención de los autores sagrados es preciso tener en cuenta las condiciones de su tiempo y de su cultura, los "géneros literarios" usados en aquella época, las maneras de sentir, de hablar y de narrar en aquel tiempo. "Pues la verdad se presenta y se enuncia de modo diverso en obras de diversa índole histórica, en libros proféticos o poéticos, o en otros géneros literarios" (DV12,2)" (Catecismo110). "[…] La Escritura se ha de leer e interpretar con el mismo Espíritu conque fue escrita" (DV12,3) […]" (Catecismo111).

  • Criterios para la interpretación:

1. "Prestar una gran atención al contenido y a la unidad de toda la Escritura […]" (Catecismo112).

2. "Leer la Escritura en la Tradición viva de toda la Iglesia […]" (Catecismo113).

3. "Estar atento "a la analogía de la fe" (cf. Rm12,6). Por "analogía de la fe" entendemos la cohesión de las verdades de la fe entre sí y en el proyecto total de la Revelación" (Catecismo114).

  • El sentido de la Escritura:

"El sentido literal. Es el sentido significado por las palabras de la Escritura y descubierto por la exégesis que sigue las reglas de la justa interpretación […]" (Catecismo116).

"El sentido espiritual:

- El sentido alegórico

- El sentido moral

- El sentido anagógico: Podemos ver realidades y acontecimientos en su significación eterna, que nos conduce hacia nuestra Patria […]" (Catecismo117).

"A los exégetas toca aplicar estas normas en su trabajo para ir penetrando y exponiendo el sentido de la Sagrada Escritura, de modo que con dicho estudio pueda madurar el juicio de la Iglesia. Todo lo dicho sóbrenla interpretación de la Escritura queda sometido al juicio definitivo de la Iglesia, que recibió de Dios el encargo y el oficio de conservar e interpretar la palabra de Dios" (DV12,3) […]" (Catecismo119).

Así, pues, es un error pretender "interpretar la Palabra de Dios únicamente desde la ciencia". San Pablo: "Mientras los judíos piden milagros y los griegos buscan el saber, nosotros proclamamos a un Mesías crucificado: para los judíos ¡que escándalo! Y para los griegos ¡qué locura! Pero para los que Dios ha llamado, judíos o griegos, este Mesías es fuerza de Dios y sabiduría de Dios" (1Cor1,22-24).

ll. La Exégesis, la Hermenéutica y el Anacronismo:

- La Exégesis: Por la exégesis descubrimos el sentido original del texto, lo que el autor quiso literalmente en su tiempo. ¿Qué dice?

- La Hermenéutica: Por la hermenéutica descubrimos el sentido actual del texto, lo que nos dice a nosotros hoy en día. ¿Qué me dice?

El libro del Génesis fue escrito en el siglo X a.C. Por tanto, el autor sagrado no tenía los conocimientos científicos de hoy en día. Y no eran necesarios, porque Dios no le dio una enseñanza científica; sino que, a los hombres de aquel tiempo, "con los conocimientos limitados que tenían" (Exégesis) les dio "una enseñanza para todos los tiempos" (Hermenéutica). Por eso, el orden de la creación de las plantas y del sol, en el Génesis, van de acuerdo con la falta de conocimiento científico de aquel tiempo; pero esto no limita la enseñanza para todos los tiempos. Por eso también, es un error anacronista (fuera de tiempo) querer comprender desde el conocimiento científico de hoy, el conocimiento que se tenía hace tres mil años, puesto que Dios, no les dio conocimiento científico, sino "conocimiento de Dios" (Os4,6), encaminando al pueblo de Israel hacia "la salvación" que llega en Jesucristo (plenitud de la Revelación de Dios). Dios los preparó para aceptar el mensaje de Jesucristo: "Y esta es la vida eterna: "conocerte" a ti, único Dios verdadero, y al que tu has enviado, Jesús, el Cristo" (Jn17,3). En el Antiguo Testamento debe leerse a la luz de Jesucristo en el Nuevo Testamento como dice San Pablo: "Tales cosas no eran mas que sombras, mientras que lo real es la persona de Cristo" (Col2,17). Así, vemos en el capítulo 1 del Génesis, que todo lo creado por Dios, excepto el hombre, empieza con: "Dijo Dios: "Haya…" y eso existió. El Nombre de Dios dado al pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, por intermedio de Moisés, es: "YHWH" (Yavé) que en hebreo significa: "Yo Soy el que Soy", que lo podemos comprender como: "El que existe", "El que hace existir"; como lo encontramos en Is45,5-8 y en Apoc1,8. Así, Dios (El que existe) dijo: "Haya…" (hizo existir), y eso existió. Así también, vemos que la creación existió por el poder de "la Palabra de Dios". Como se nos ha revelado en el Nuevo Testamento acerca de Jesús: "En el principio era el Verbo (la Palabra), y el Verbo estaba ante Dios, y el Verbo era Dios. El estaba ante Dios en el principio. "Por Él se hizo todo", y nada llegó a ser sin Él. Lo que fue hecho tenía vida en Él, y para los hombres la vida era luz" (Jn1,1-4). Esto es lo que enseña, entre otras cosas, el capítulo 1 del Génesis. Acerca de los versículos del 3 al 5, donde Dios separó la luz de las tinieblas y llamó a la luz "Día" y a las tinieblas "Noche", Santa Sor María de Jesús de Ágreda, Doctora de la Iglesia, en su libro "Mística ciudad de Dios", nos dice que esta separación entre la luz y las tinieblas se refiere a la separación entre los ángeles buenos y malos. También dijo Jesús: "Mientras es de día tenemos que hacer la obra del que me ha enviado; porque vendrá la noche, cuando "nadie puede trabajar". Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo" (Jn9,4-5). Así, todo lo creado (incluso el sol) se sostiene en Jesucristo (fuente de vida). Así también, podemos comprender, a la luz de Jesús, que cada "día" de creación en el Génesis, se refiere al "obrar de Dios que llama a la vida".

lll. La inspiración del libro del Génesis:

La certeza de la inspiración de Dios en el libro del Génesis lo encontramos claramente, entre otros pasajes, en Gen1,26 cuando dice: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza". Pues dice "hagamos", en plural, indicando lo que solo se puede comprender a la luz del Nuevo Testamento, donde Jesús nos revela a la Santísima Trinidad. Y no se refiere a una conversación con ángeles, porque dice más adelante: "A imagen de Dios lo creó". Así, el libro del Génesis está en unidad con todos los libros de la Biblia.

En conclusión: La interpretación de la Biblia no les corresponde a los científicos, sino al Magisterio de la Iglesia. La lógica no ilumina nuestro entendimiento para comprender las Escrituras; sino, el Espíritu Santo, por la fe, ilumina nuestra razón. La Paz en Cristo.    

VI. LA BATALLA CULTURAL (opinión personal)

"Una batalla cultural es una disputa, un conflicto de tipo político por la influencia sobre los elementos de una cultura. Utiliza medios culturales como las escuelas, universidades, TV, radio, redes sociales, arte, cine, etc. Se busca modificar (a través de estos medios) las costumbres, valores, lenguajes, normas, tradiciones, historias, mitos, ritos, etc. Es un conflicto de gran magnitud pues no se disputan cosas pequeñas sino elementos centrales para nuestra vida social. Por ejemplo: la sexualidad, la historia, la familia, el Estado, etc. Estos ataques no son espontáneos; al contrario, demuestran que son conscientes, pues sus decisiones implican organización, diseño de estrategias, de plazos, tácticas, liderazgo, etc." (Agustín Laje en Costa Rica). 

Una batalla es un enfrentamiento que, visto desde la política, se refiere al enfrentamiento por el gobierno de una sociedad. Esta batalla es cultural, porque a través de medios culturales como las escuelas, universidades, redes sociales, TV, cine, etc., buscan cambiar los elementos de una cultura social como los valores, normas, creencias, símbolos, lenguaje, etc. De manera que, se vayan formando nuevos conceptos sobre nuestra sexualidad, familia, dignidad, Estado, etc. Es decir, es una campaña ideológica que aleja al hombre de la verdad revelada por Dios (en el caso de la fe) y de la verdad natural (en el caso de la razón), buscando alcanzar objetivos de un grupo de personas con poder económico en todo el mundo. Por tanto, ante esta "pandemia ideológica" seremos inmunes "resistiendo en la verdad". La política que se realiza desde "la verdad natural" no contradice la fe. Lo personal y lo social fundamentados en la verdad no son excluyentes. Aunque ciertos grupos políticos no conozcan o rechacen la fe, si defienden la verdad natural, estarán defendiendo a Jesucristo, aunque no tenga conciencia de ello; pues, "todo lo creado tiene vida en Él" (Jn1,3-4). "Aunque sus buenas obras no tengan méritos para la vida eterna, por hallarse en pecado mortal, privados de la gracia" (El Diálogo 46), estarán gobernando en favor del pueblo de Dios, que es la Iglesia. Pero, Jesús dijo: "[...] el que se niegue a creer será condenado" (Mc16,16). Por eso, ruego a los políticos no creyentes: "déjense reconciliar con Dios" (2Cor5,20), "abracen la fe" y hagan política "desde la fe", desde "la verdad sobrenatural". Viendo la corrupción presente en todo el mundo, podemos comprender que, esta corrupción, no pertenece a una ciudad o a un Estado, sino al hombre; "tenemos una inclinación al mal" (Catecismo405). "¿Quién nos librará de este cuerpo de muerte?" (Rm7,24). ¿Lo hará una ley dictada desde el Congreso? Es necesario, pues, abrazar la fe en Jesús, "su Gracia que nos salva" (Catecismo1999). Debemos reconocer nuestra oscuridad ante su luz, la debilidad de nuestra carne ante "el poder y la sabiduría del Mesías crucificado" (1Cor22-25). Así, una "política desde la fe", parte del conocimiento profundo de nuestra humanidad (origen y finalidad), al que accede a la luz de la Revelación de Jesucristo, y tiene cuidado de no desarraigar al hombre de Dios, sino de fortalecer sus vínculos; es una política "esperanzadora" que trasciende la historia. Un ejemplo lo vemos en el gobierno del presidente de Ecuador "Gabriel García Moreno" (Mártir de la fe), que en 1874 le pidió al arzobispo de Quito, Monseñor José Ignacio Checa, que consagre Ecuador al Sagrado Corazón de Jesús. También está el emperador Constantino en el siglo IV, que legalizó el cristianismo en el imperio romano poniendo fin a las persecuciones; y, antes de Cristo, los reinados de Salomón y David. En conclusión, "la Batalla cultural" es la "defensa de la verdad" ante esta "pandemia ideológica" que, a la luz de Jesucristo, es promovida por "los poderes y autoridades que dirigen este mundo y sus fuerzas oscuras, los espíritus y fuerzas malas del mundo de arriba" (Ef6,12). Esta es mi opinión.    

VII. SALVACIÓN, FRATERNIDAD Y LÓGICA

LA SALVACIÓN

  • ¿Qué es salvar?

Según el diccionario "SOPENA", salvar es librar de un peligro, poner a salvo o seguro.

  • ¿De qué debemos salvarnos?

"Por la misericordia de Dios, de la esclavitud del demonio y del pecado" (Catecismo San Pio X 68).

  • ¿No podemos salvarnos con nuestras propias fuerzas?

"Después del pecado de Adán, los hombres no podían salvsarse, a no usar Dios la misericordia con ellos" (Catecismo San Pio X 67).

  • ¿Quién nos salva?

"Jesús, Hijo de Dios, nos salva de nuestros pecados" (Mt1,21).

  • ¿Cómo nos salva?

"Jesús dio su vida" (Jn10,17-18) en la cruz para salvarnos. "Dios lo puso como la víctima cuya sangre nos consigue el perdón, y esto es obra de fe. Así demuestra Dios como no "hace justos", perdonando los pecados del pasado" (Rm3,25).

  • ¿Qué debemos hacer para salvarnos?

"Arrepentirnos de nuestro mal camino" (Mt4,17). "Creer y bautizarnos" (Mc16,16). "Es por la fe y el Bautismo" (Catecismo1226;q253) que formamos parte del "Cuerpo de Cristo que es la Iglesia" (Col1,24). En el Bautismo recibimos "el don del Espíritu Santo que es la promesa de bendición hecha por Dios a Abraham" (Gal3,14); y "nuestros pecados son perdonados" (He2,38). Por el Espíritu Santo somos hijos de Dios.

LA FRATERNIDAD

Los que proclaman "la fraternidad", proponen una "hermandad", un diálogo interreligioso respetando las propias creencias. Es decir, no es necesario abrazar la fe de la Iglesia Católica. A la evangelización la llaman ahora proselitismo, pues nadie debe imponer su verdad, sino aprender de los demás.

LA LÓGICA A LA LUZ DE CRISTO

1. - Todos los hombres necesitamos ser salvados por Jesús.

   - Los judíos, islamitas, budistas, etc. son hombres.

   - Por tanto, los judíos, islamitas, budistas, etc. necesitan ser salvados por Jesús.

2. - Todos los hombres que quieran salvarse deben creer y bautizarse.

   - Los judíos, islamitas, budistas, etc. son hombres.

   - Por tanto, los judíos, islamitas, budistas, etc. que quieran salvarse deben creer y bautizarse.

3. - Creer en Jesús es creer que es Dios.

   - Los judíos, islamitas, budistas, etc. creen que Jesús es solo un hombre, a lo mucho un             profeta.

   - Por tanto, los judíos, islamitas, budistas, etc. no creen en Jesús.

4. - Jesús dice: "Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se niegue a creer será condenado" (Mc16,16).

   - Los que proclaman la fraternidad afirman que todos somos hermanos en Dios, sin necesidad de creer y bautizarse.

   - Por tanto, los que proclaman la fraternidad no están anunciando a Jesucristo.

CONCLUSIÓN

Los que proclaman "la fraternidad interreligiosa" no están proclamando "la Buena Nueva" de Jesucristo: "el mensaje cristiano". Dice San Pablo: "Pero aunque nosotros mismos o un ángel del cielo viniese a evangelizarlos en forma diversa a como lo hemos hecho nosotros, yo les digo: ¡Fuera con él! Se lo dijimos antes y de nuevo se lo repito: si alguno viene con un Evangelio que no es el que ustedes recibieron, ¡maldito sea! ¡Anatema! ¿Con quién tratamos de conciliarnos? ¿Con los hombres o con Dios? ¿Acaso tenemos que agradar a los hombres? Si tratara de agradar a los hombres, ya no sería siervo de Cristo" (Gal1,8-10). Está claro que "la fraternidad interreligiosa" no es doctrina Católica sino satánica, no ama la verdad sino que es relativista, no busca la salvación sino que practica la crueldad al no mostrar la verdad a los que están en el error; al contrario, es piedra de tropiezo para los pequeños del Señor. 

VIII. OBSTÁCULOS A MARÍA

Santa Catalina de Siena, "Doctora de la Iglesia", nos enseña que el conocimiento precede al amor. Por eso, es necesario desarraigar de nosotros los "obstáculos" que nos impiden conocer verdaderamente a la Santísima Virgen María; de manera que, podamos "aceptar" los Dogmas Marianos; pues ellos, son "obra de Dios" y expresan su amor "a través de María" (Lc1,40-41). Así, los "obstáculos a María" nos impiden comprender "el obrar de Dios", su Bondad y Divina Providencia. Para desarraigar de nosotros estos "obstáculos" recurrimos al "cuchillo de Santa Catalina de Siena" que consiste en "el desprecio del pecado y el amor a la virtud".

PRIMER OBSTÁCULO: UNA FALSA DOCTRINA

Los Dogmas Marianos son doctrina de la Iglesia Católica; por eso, no se pueden comprender desde las doctrinas protestantes como "sola gratia", que sostiene que nuestra salvación es "solo por la gracia de Dios" como un "favor inmerecido", donde el hombre no tiene ningún tipo de "mérito". O como "soli deo gloria", que sostiene que como Dios hizo toda la obra de redención, a Él le corresponde toda la gloria. O como "solus Christus", que sostiene que Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres. Las "cinco solas": sola scriptura, sola fide, sola gratia, soli deo gloria y solus Christus, afirman que en la obra de redención realizada por Dios, el hombre participa de manera pasiva y no activa. Es decir, todo lo recibe de Dios sin que esto implique una "responsabilidad" para él, sino un "agradecimiento", pues no tiene "libre albedrío" y ya fue "predestinado" al "cielo" o al "infierno". Las cinco solas "anulan" la participación activa del hombre en la obra de redención, porque han sido formuladas para "anular" al Magisterio de la Iglesia Católica. Habiendo abrazado estas doctrinas ¿cómo aceptarán los Dogmas Marianos? Acerca de nuestros "méritos" en nuestra salvación, "sola gratia" no hace diferencia entre el hombre viejo (que nace de Adán) y el hombre nuevo (que nace de Jesucristo). Habiendo "recibido el Espíritu Santo en el Bautismo" (He2,38), estando en "estado de gracia" (Rm5,2), nuestras obras tienen mérito infinito y cuentan para nuestra salvación. Así, "debemos" obrar conforme a la gracia que hemos recibido, pues "seremos juzgados por nuestras obras" (Rm2,6). Si no tenemos libre albedrío (como afirman los protestantes), ¿qué sentido tiene el juicio de Dios? Podemos perder "la gracia que nos santifica" por el pecado mortal. Así, Jesús dice: "Yo soy la vid y ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto, pero sin mí no pueden hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran y se seca; como a los sarmientos, que los amontonan, se echan al fuego y se queman" (Jn15,5-6). Acerca de la gloria que damos a Dios, "soli deo gloria" no toma en cuenta que es Dios quien comparte su Gloria  con los hombres, como lo vemos en la creación: "Dios ha creado todas las cosas no para aumentar su Gloria, sino para manifestarla y comunicarla" (Catecismo293). "Todo lo que se puede conocer de Dios lo tienen ante sus ojos, pues Dios se lo manifestó. Lo que Él es y que no podemos ver ha pasado a ser visible gracias a la creación del universo, y por sus obras captamos algo de su eternidad, de su poder y de su divinidad [...]" (Rm1,19-29). Y más claramente en la encarnación de Jesucristo: "[...] Así lo quiso y le pareció bien para alabanza de la "gracia gloriosa" que nos hacía en el Bien Amado" (Ef1,5-6). Si bien "la Gloria de Dios" en el Antiguo Testamento hace referencia a su "Bondad y Majestad" (Sal93,1), como cuando "la Gloria de Dios pasó delante de Moisés" (Ex33,18-19), en el Nuevo Testamento hace referencia a Jesucristo: "El es el resplandor de la Gloria de Dios y la impronta de su ser" (Heb1,3). "[...] Y hemos visto su Gloria; la Gloria que recibe del Padre el Hijo único; en Él todo era don amoroso y verdad" (Jn1,14). Jesús, que es nuestra luz, nos comunica su luz (por la fe y el Bautismo) al hacerse hombre: "Levántate y "brilla", que ha llegado tu luz y la Gloria de Yavé amaneció sobre ti" (Is60,1). Y, nuestra forma de "dar gloria a Dios" (enaltecerlo, ensalzarlo), es con nuestras buenas obras como Jesús nos enseñó: "Hagan, pues, que brille su luz ante los hombres; que vean estas buenas obras, y por ello den gloria al Padre de ustedes que está en los Cielos" (Mt5,16). Dios, amándonos líbremente, nos compartió su Gloria; y, nosotros, amándolo líbremente con nuestras buenas obras, estando en gracia, le damos gloria. "[...] El que da gloria al Padre lo hace por el Hijo en el Espíritu Santo; el que sigue a Cristo, lo hace porque el Padre lo atrae (cf. Jn6,44) y el Espíritu lo mueve (cf. Rm8,14)" (Catecismo259). En la Iglesia Católica damos gloria a Dios por quien "Es" y por sus "obras". No sucede así con los santos a quienes no adoramos sino que veneramos por haber practicado en sus vidas las virtudes, "viviendo su fe de manera heróica" (Heb11,1-40), muchos "resistiendo hasta la sangre" (Heb12,4). "Dios ensalzó a los que se humillaron" (Lc14,11) a semejanza de "Jesucristo crucificado" (Filip2,8). Y así como "Jesús tuvo que padecer para entrar en su Gloria" (Lc24,26), así también Dios ha querido poner de ejemplo en la Iglesia a los "hermanos de Cristo" que se aferraron a su cruz "viviendo su fe de manera heróica" (Heb11,1-40). Como dice San Pablo: "Sigan mi ejemplo, como yo sigo el de Cristo" (1Cor11,1). "A los que de antemano conoció, también los predestinó a ser imagen y semejanza de su Hijo, a fin de que sea el primogénito en medio de numerosos hermanos" (Rm8,29). Es por nuestras buenas obras, "estando en gracia" (Rm5,2), que hacemos brillar la luz que recibimos de Jesucristo dando gloria a Dios. Esto no es una adoración del hombre, porque no "es" Dios, sino una veneración a los que "participaron" de Dios "viviendo su fe de manera heróica", pues Dios mismo "los ensalzó". "[...] Te basta mi gracia, mi mayor fuerza se manifiesta en la debilidad. Con mucho gusto, pues, me preciaré de mis debilidades, para que me cubra la fuerza de Cristo. Por eso acepto con gusto lo que me toca sufrir por Cristo: enfermedades, humillaciones, necesidades, persecuciones y angustias. Pues si me siento débil, entonces es cuando soy fuerte" (2Cor12,9-10). "El que se glorie, gloríese en el Señor. Pues no queda aprobado el que se recomienda a sí mismo, sino aquel a quien le recomienda el Señor" (2Cor10,17-18). "De ese modo el nombre de Jesús, nuestro Señor, será glorificado a través de ustedes y ustedes lo serán en Él, por gracia de nuestro Dios y Cristo Jesús, el Señor" (2Tes1,12). Acerca de la mediación entre Dios y los hombres, "solus Christus" no hace diferencia entre la "mediación" y la "intercesión". El único mediador es Jesucristo, "Dios lo puso como la víctima cuya sangre nos consigue el perdón, y esto es obra de fe. Así demuestra Dios como nos "hace justos", perdonando los pecados del pasado" (Rm3,25). Pero, esto no debe confundirse con la intercesión a la que todos estamos llamados a hacer ante Dios, por nuestros hermanos. "Si alguno ve a su hermano en el pecado -un pecado que no ha traído la muerte-, ore por él y Dios le dará vida. Hablo de esos pecadores cuyo pecado no es para la muerte [...]" (1Jn5,16). "Interceder, pedir en favor de otro, es, desde Abraham, lo propio de un corazón conforme a la misericordia de Dios. En el tiempo de la Iglesia, la intercesión cristiana participa de la de Cristo: es la expresión de la comunión de los santos. En la intercesión, el que ora busca "no su propio interés sino... el de los demás" (Filip2,4), hasta rogar por los que le hacen mal (cf. He7,60; Lc23,28.34)" (Catecismo2635). También debemos tener en cuenta "la comunión de los santos", que consiste en la unidad en el mismo Espíritu Santo, de los tres estados de la Iglesia: la Iglesia en la Tierra (peregrina), en el purgatorio (purgante) y en el cielo con el Padre (reinante). "Por el hecho de que los del cielo están más intimamente unidos a Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad [...] no dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único "Mediador" entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra [...] su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad" (LG49): [...]" (Catecismo956). Y no hay quien esté más cerca de Dios que la Santísima Virgen María, Madre de Dios Hijo, hija de Dios Padre y esposa del Espíritu Santo, para conseguirnos los favores de Dios como lo vemos en "las bodas de Caná" (Jn2,1-10). "Esta maternidad de María perdura sin cesar en la economía de la gracia, desde el consentimiento que dio fielmente en la Anunciación, y que mantuvo sin vacilar al pie de la cruz, hasta la realización plena y definitiva de todos los escogidos. En efecto, con su asunción a los cielos, no abandonó su misión salvadora, sino que continúa procurándonos con su múltiple intercesión los dones de la salvación eterna [...] Por eso la Santísima Virgen es invocada en la Iglesia con los títulos de Abogada, Auxiliadora, Socorro, Mediadora" (LG62)" (Catecismo969).    

SEGUNDO OBSTÁCULO: EL MIEDO AL SUFRIMIENTO

Sin podemos darnos cuenta razonablemente del error en algunas doctrinas que hemos abrazado, ¿por qué seguimos aferrándonos a ellas y estando en contra, en este caso, de los Dogmas Marianos? "Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de felicidad a fin de atraerlo hacia Él, el único que lo puede satisfacer [...]" (Catecismo1718). "Fuimos creados para amar a Dios" (Catecismo27). Pero, al estar separados espiritualmente por el pecado, "las vías para acercarnos tienen como punto de partida la creación: El mundo material y la persona humana" (Catecismo31). En el mundo material los bienes como el dinero, las posesiones, los honores, etc. y en la persona humana el placer de los sentidos, son fuente de una felicidad pasajera, que impresionan el alma, "despertando el amor, que genera el deseo de este falso bien" (Catecismo1765). La posesión del bien amado causa placer y gozo, y la separación sufrimiento. Así, conocer que la verdad es contraria a las doctrinas que hemos abrazado, va a exigir de nosotros renunciar a todos los bienes que estas doctrinas nos proporcionan: prestigio, reconocimiento, posesiones, ingreso económico, amistades, etc. Debemos, pues, corregirnos de este amor desordenado a los bienes y a nosotros mismos, y amar al Supremo Bien que es Dios, mediante la verdad. Quizá resulte que no tenemos nada en contra de los Dogmas Marianos y solo estamos defendiendo nuestra postura, porque tenemos "miedo al sufrimiento" que causa separarnos de los "falsos bienes". "[...] Ves, pues, cómo se hallan equivocados. ¿Quién les ha embaucado? Ellos mismos, porque se han privado de la luz de la fe viva. Van como ciegos, agarrándose a aquello que palpan. Como no ven sino con los ojos ciegos, poniendo su afecto en las cosas transitorias, por eso se engañan y obran como tontos, que ven solo el "oro" y no el "veneno". Por esta razón entienden que las cosas de este mundo, sus deleites y placeres, se consiguen sin mí y con el amor propio y desordenado. Tienen la misma figura del escorpión que te mostré al principio, después de la alegoría del árbol, cuando te dije que por delante mostraban el oro y que el veneno lo tenían en la cola, y que no se daba el oro sin el veneno, ni el veneno sin el oro; pero que lo que primero aparecía era el oro. Y ninguno se defendía del veneno, a no ser los que se hallaban iluminados por la luz de la fe" (Dialogo46). Si toda nuestra comunidad se encuentra en el error, nosotros debemos permanecer rectos. Así, San Pedro elogia la rectitud de Lot: "Pero en cambio salvó a Lot, hombre recto que se sentía profundamente afligido por la conducta desenfrenada de aquella gente viciosa. Este hombre recto vivía en medio de ellos, y su conciencia recta sufría día tras día viendo y oyendo sus crímenes. Pero el Señor sabe librar de la prueba a sus servidores y reserva a los malos para castigarlos el día del juicio" (2Pe2,7-9). "Si Dios nos muestra la verdad es porque quiere salvarnos" (1Tim2,4), "a nosotros y a nuestras familias" (He16,31) (He2,39). "Al presentarse  este sin-ley con el poder de satanás hará milagros, señales y prodigios al servicio de la mentira para engañar y pervertir a todos los que han de perderse, a los que no aceptaron el "amor de la verdad" que los habría salvado. Por eso Dios les está enviando las fuerzas del engaño, dejando que crean en la mentira. Así serán condenados al fin todos los que no quisieron creer en la "verdad" porque les gustaba más el mal" (2Tes2,9-12).

LOS DOGMAS MARIANOS

"Los dogmas son verdades contenidas en la Revelación Divina o que tienen un vínculo necesario con ella, a las que debemos adherirnos" (Catecismo88). De ahí la importancia de  la aceptación de los Dogmas Marianos como sugeción a la Iglesia; pero también, por su vínculo con la revelación, nos ayudan a progresar en el conocimiento de ella. "Dios le explicó a Santa Catalina de Siena el misterio de la Santísima Trinidad usando la figura del sol" (Dialogo110). Y si tenemos al sol como figura que representa a Dios, podemos representar a la Santísima Virgen María con la figura de la luna. Pues ella no es Dios, pero nos refleja su luz. Ella es "la llena de gracia" (Lc1,28). Ella es, en toda la historia de la humanidad, la única "mujer" (Gen3,15; Jn2,4; 19,26-27) a la que Dios (el sol) "cubrió con su sombra" (Lc1,35) (se vistió del sol), "quedando embarazada" (Apoc12,1-2) (Madre de Dios); este es el obrar de Dios. "Los que arrastrados por el pecado endurecen el corazón" (Heb3,13) muestran mayor rechazo a la Santísima Virgen María, pues "los que pecan son hijos del diablo" (1Jn3,7-10), y "Dios puso enemistad entre la desendencia del maligno y la de Eva" (Gen3,15), que es la Santísima Virgen María. Por eso, ella es constantemente perseguida. No debemos, pues, aferrarnos a lo que hemos reconocido como erróneo, sino "abrir nuestro oído a la sabiduría y doblegar nuestro corazón a la verdad" (Prov2,2). La Paz en Cristo. 

IX. ECUMENISMO DE BABEL

El Señor rogó al Padre por los apóstoles: "Conságralos mediante la "verdad": tu palabra es verdad" (Jn17,17). "No ruego solo por estos, sino también por todos aquellos que creerán en mí por su palabra. Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en tí. Que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tu me has enviado" (Jn17, 20-21). "La Iglesia es columna y base de la verdad" (1Tim3,15). Así, "la verdad" nos une en la Iglesia; y "la verdad", nos separa de los que rechazan la fe de la Iglesia. "No piensen que he venido a traer paz a la tierra; no he venido a traer paz, sino espada. Pues he venido a "enfrentar" al hombre contra su padre, a la hija contra la madre y a la nuera contra su suegra. Cada cual verá a sus familiares volverse enemigos" (Mt10,34-36). San Pablo dice: "Hermanos, les ruego que tengan cuidado con esa gente que va provocando divisiones y dificultades, saliéndose de la doctrina que han aprendido. Aléjense de ellos" (Rm16,17). Si se juntan seis evangelizadores cristianos que dicen cada uno tener la doctrina verdadera, sería coherente con el Evangelio que cada uno buscara evangelizar a los otros. Pero, lo que pretende un ecumenismo mal comprendido es un diálogo adormecedor que no toma en cuenta la verdad; sino que busca una unidad semejante a la torre de Babel queriendo ser más buenos que Dios y con una doctrina fraterna superior al Evangelio de Jesucristo. Pero está escrito: "Dios dispersó a los que se juntaron para hacer el mal" (Sab10,5). O, ¿estaremos en unidad con los anticristos? "Los anticristos salieron de entre nosotros, pero no eran de los nuestros" (1Jn2,18-19). Pesa una maldición sobre los que cambian la doctrina: "¡Maldito el que enseña un Evangelio distinto!" (Gal1,6-10). Así, pues, sabiendo que se condena el que rechaza "la sana doctrina" (2Tim1,13-14) (2Tim4,3-5), ¿no lo evangelizaremos? ¿No le advertiremos? ¿Estaremos sin hacer nada viendo que se condena? ¿No estaríamos cayendo en negligencia y practicando la crueldad? ¿O tal vez preferimos salvarnos nosotros solos sin importar los demás? ¿Y si resulta que nuestra doctrina no es la verdadera? Quizá suceda que queriendo salvar a los demás, sea a nosotros a quien salven. El pensamiento relativista y la falsa espiritualidad de oriente, son el trabajo de adoctrinamiento del mundo y secularización de la Iglesia Católica, promovida por los que "dirigen el mundo" (Ef6,12). Así, pues, la unidad para el mal no toma en cuenta la verdad, mientras que la unidad para el bien se realiza en la verdadera iglesia de Cristo, la Iglesia Católica, por la fe y el Bautismo.  

X. EL DOBLE SENTIDO DE LA VIRTUD

"Mientras los judíos piden milagros y los griegos buscan el saber, nosotros proclamamos un Mesías crucificado: para los judíos ¡que escándalo! Y para los griegos ¡que locura! Pero para los que Dios ha llamado, judíos o griegos, este Mesías es fuerza de Dios y sabiduría de Dios" (1Cor1,22-24). ¿Qué tiene que ver el saber con el sufrimiento? El saber cristiano no es únicamente intelectual; sino, y sobre todo, es la experiencia de Jesucristo crucificado, que exige a toda la persona e involucra el corazón comprometiéndolo con el que sufre, respondiendo al que sufrió por nosotros. Como dice Santa Catalina de Siena: "Del amor a Dios proceden las virtudes con el prójimo". También dice: "El conocimiento precede al amor". Por eso, "la fe debe ser la del corazón" (Rm10,10). "Cuando uno oye la palabra del Reino y no la interioriza, viene el maligno y le arrebata lo que fue sembrado en su corazón [...]" (Mt13,19). Este conocimiento no es el del mundo sino el de Dios que nos da la vida eterna: "Y esta es la vida eterna: conocerte a ti, único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesús, el Cristo" (Jn17,3). Así, la puesta en práctica de la Palabra se vuelve un "amar como Jesús". "Él compartía la naturaleza divina, igual a Dios por propio derecho, sin embargo se redujo a nada, tomando la condición de siervo, y se hizo semejante a los hombres. Y encontrándose en la condición humana, se rebajó a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por eso Dios lo engrandeció y le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al Nombre de Jesús se doble toda rodilla en los cielos, en la tierra y entre los muertos, y toda lengua proclame que Cristo Jesús es el Señor, para gloria de Dios Padre" (Filip2,6-11). Esta imitación de Jesucristo "humillando nuestra voluntad" (Heb10,5-7) nos lleva a un "abajamiento", a la "servidumbre", a un "dejarlo todo", a la muerte del hombre viejo, dejando de obrar el mal. Pero, en este mismo camino, el descender de nuestra carne es también el ascender de nuestro espíritu; siendo que todo es gracia de Dios. El sacrificio de "dejarlo todo" para ir en pos del crucificado, movidos por el Espíritu Santo, "cada uno en el estado en que fue llamado" (1Cor7,17), culmina en el "darlo todo" en las obras de caridad; formando en nosotros "la virtud". "[...] El objetivo de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a Dios" (S. Gregorio de Nisa, beat. 1)" (Catecismo1803). Como dice San Pedro: "dejen de hacer el mal y hagan el bien [...]" (1Pe3,11). Este salir del mundo debe llegar a la Iglesia, a la vida de servicio "haciéndonos siervos de nuestros hermanos" (Jn13,14-15), procurando su salvación. "Nuestra vocación, hermanos, es la libertad. no hablo de esa libertad que encubre los deseos de la carne, sino del amor por el que nos hacemos esclavos unos de otros. Pues la Ley entera se resume en una frase: Amarás al prójimo como a ti mismo" (Gal5,13-14). Así, pues, mientras que el cristiano es escándalo y locura para el mundo, para Dios, en Jesucristo, es "sabio y prudente" (Mt7,24). Los sabios según Dios no buscan la cima del mundo, sino que encuentran a Jesucristo en el pobre y buscan imitarlo en el sufrimiento. "[...] En nada discuerdan de mi voluntad, sino que corren con anhelante deseo, vestidos de Cristo crucificado, por el puente de su doctrina, gloriándose en los oprobios y penas. Se alegran tanto como ven que sufren; es más, sufrir muchas tribulaciones les es un alivio en el deseo de la muerte, ya que muchas veces, por ansia y voluntad de sufrir, se mitiga la pena que tienen de verse libres del cuerpo. No solo obran con paciencia, como en el tercer estado, sino que se glorían de padecer por mi Nombre muchas tribulaciones. En padecer encuentran gozo, y pena en no tenerlas, por temor a que no quiera yo galardonar las buenas obras de esta vida y que no me sea agradable el sacrificio de sus deseos. Sufriendo, se alegran de que yo permita sus tribulaciones, por verse revestidas de las penas y oprobios de Cristo crucificado. Por lo que, si les fuese posible la virtud sin trabajos, no la querían, pues desean más alegrarse en la cruz de Cristo y adquirir las virtudes con sufrimiento que obtener la vida eterna de otro modo [...]" (Diálogo84). "Con esta luz en el entendimiento me vio Santo Tomás de Aquino; con ella, San Agustín adquirió la claridad de su ciencia. Agustín, Jerónimo y otros santos doctores, iluminados por mi Verdad, entendieron y conocieron mi verdad en la oscuridad, es decir, en la Santa Escritura. Les parecía oscura por no ser comprensible de modo natural; no por defecto de la Escritura, sino del que la intentaba comprender. Por eso envié yo estas lumbreras que iluminaran a las ciegas y torpes inteligencias. Esos doctores elevaban el entendimiento para conocer la verdad en las tinieblas, y yo, fuego, aceptando su sacrificio, les arrobaba, dándoles luz no natural, sino sobrenatural, y recibían en la oscuridad la luz, y así conocían la verdad. Por eso, lo que parecía oscuro, parece ahora con luz clarísima, ya a los torpes, ya a los inteligentes. Cada uno recibe esa luz según su capacidad y según se quiera cada uno preparar para conocerme, porque yo no menosprecio su disposición. Ves, pues, que el entendimiento ha recibido la luz infusa por medio de la gracia, luz sobrenatural por la que los doctores y demás santos vieron la luz en tinieblas, y de éstas se hizo luz, pues la inteligencia existió antes que la Escritura, y de la inteligencia viene la ciencia, el ver y el discernir. De este modo distinguieron y vieron con precisión los santos padres y los profetas que predijeron la venida y muerte de mi Hijo. La misma precisión poseyeron los apóstoles después de la venida del Espíritu Santo, que añadió esta luz a su luz natural. La tuvieron los evangelistas, los doctores, los que confesaron la fe, las vírgenesy los mártires. Todos fueron iluminados por esta luz perfecta. Cada uno la tuvo de modo distinto, según fuera necesaria para su salvación y para las criaturas. En cuanto a la explicación de la Santa Escritura, la hicieron los doctores por la ciencia, explanando la doctrina de mi Verdad por la predicación de los apóstoles y las exposiciones existentes sobre los evangelios. Los mártires lo hicieron dando testimonio con su sangre de la luz santísima de la fe y del fruto y tesoro de la sangre del Cordero. Las vírgenes, con el afecto de la caridad, la pureza y obediencia. Los obedientes dan testimonio de la obediencia del Verbo, es decir, de la perfección de la obediencia que brilla en mi Verdad, ya que por la obediencia que le impuse corrió a la afrentosa muerte de cruz. Toda esa luz que aparece en el Antiguo Testamento -en el Antiguo por las profecías de los santos profetas- fue vista y reconocida por el entendimiento por medio de la luz infundida por gracia, añadida a la luz natural, como te he dicho. ¿Cómo es explicada a los fieles cristianos en el Nuevo Testamento, el de la vida evangélica? Por la misma luz. Y como tenían el mismo origen ambos Testamentos, la nueva ley no quebrantó la anitigua, sino que se unió a ella; le quitó, sin embargo, la imperfección, pues la antigua se fundaba solo en el temor. Al llegar el Verbo de mi Hijo unigénito con la ley del amor, quitando el temor de la pena, la perfeccionó dándole el amor y dejándole el temor santo. Mi Verdad, para demostrar que no era transgresor de la ley, dijo a los discípulos: "Yo no he venido a anular la ley, sino a darle cumplimiento"; como si mi Verdad les dijese: "La ley, ahora imperfecta, la haré perfecta con mi sangre, y así daré cumplimiento a lo que le falta echando fuera el temor de la pena y fundándola en el amor y santo temor". ¿Quién declaró que ella era verdad? La luz, que, dada por gracia, se añade a la luz natural de los que la quieren recibir; de modo que toda luz de la santa Escritura procede y ha salido de esta luz. Por ello, los ignorantes y soberbios científicos se ciegan ante esta luz, porque la soberbia y la nube del amor propio ha tapado e impedido toda esta luz. Así entienden la Escritura más literalmente que con la verdadera inteligencia, y, revolviendo libros, se complacen sólo en la letra y no en la médula de la Escritura, pues prescinden de la luz con que fue declarada y formada. Estos se maravillan y murmuran al ver que muchos torpes, desconocedores de la ciencia escriturística, están, sin embargo, tan iluminados en el conocimiento de la verdad como si hubieran estudiado largo tiempo. No es de admirar, porque tienen como razón más importante la luz de que proviene la ciencia. Los soberbios han perdido esta luz; no ven ni conocen mi bondad, ni la luz de la gracia infundida en mis servidores. Te aseguro que es más fácil a un humilde ignorante, con santa y recta conciencia, caminar siguiendo el consejo de la salvación del alma, que a un letrado soberbio, estudiante en mucha ciencia; porque éste no da sino lo que lleva en sí -vida de oscuridad-, y muhcas veces la luz de la Sagrada Escritura le empujará a las tinieblas. Lo contrario se verá en mis servidores, pues la luz que poseen la comunican a las criaturas con hambre y deseo de su salvación. Te he dicho esto, dulcísima hija mía, para hacerte conocer la perfección de este estado unitivo, donde el entendimiento es arrebatado por el fuego de mi caridad, de la que reciben la luz sobrenatural. Con ella me aman, porque el amor sigue al conocimiento, y cuanto más se conoce, más se ama, y más se conoce; así, uno ayuda a lo otro. Con esta luz llegan a mi eterna visión, en la que me contemplan y gustan de veras cuando el alma está separada del cuerpo, como te dije al hablarte de la bienaventuranza que el alma recibe de mí. Este es aquel estado excelentísimo en que, siendo aún mortal, se goza entre los inmortales. Por lo que a veces se llega a tan gran unión, que apenas se sabe si está en el cuerpo o fuera de él, y en ese estado gozan las primicias de la vida eterna tanto por la unión conmigo como porque la voluntad ha muerto a sí misma. Por esta muerte hizo la unión conmigo, pues de otro modo no la podría lograr. Por tanto, gozan una vida eterna privados del infierno de la voluntad propia, que otorga las primicias del infierno al hombre que vive en la voluntad sensitiva" (Diálogo85). 

XI. JESÚS Y PLATÓN

Dos amigos conversaban, y uno le decía al otro: tú, que siempre llevas tu rosario, ¿por qué crees en Jesús si muchas cosas que están escritas en la Biblia contradicen la ciencia moderna? Su amigo respondió: los criterios para interpretar las Sagradas Escrituras nada tienen que ver con la ciencia moderna. Además, la ciencia no puede resolver el problema del mal moral ni puede responder ¿cuál es la finalidad del hombre? Pero dime ¿sabes quién es Jesús y cuál es su obra? No mucho -respondió- conozco más de los filósofos antiguos; considero su enseñanza más útil. Ya veo, -dijo su amigo- entonces te hablaré de Jesús y de lo que hizo, pero antes, hablemos del hombre.

EL HOMBRE Y EL PECADO:

Vemos en la creación que los peces que nadan se encuentran en el mar; las aves que vuelan anidan en lo alto de los árboles; y el hombre que camina, vive en la tierra. Así, cada criatura vive en un ambiente de la creación de acuerdo a su naturaleza. Así también, en las comunidades humanas, algunos son médicos, otros ingenieros, otros políticos, etc.; de manera que, cada uno, "líbremente", hace lo que debe de acuerdo a su propia naturaleza. Las capacidades que tenemos por naturaleza son para el bien, y si hacemos mal uso de ellas nos hacemos daño nosotros mismos. Así, teniendo ojos para ver y pudiendo elegir que ver, si vemos el sol mucho tiempo podemos quedarnos ciegos. Si cada uno hace líbremente lo que debe de acuerdo a su propia naturaleza, este "deber hacer" está orientado al bien, haciendo buen uso de nuestras capacidades. Estas capacidades de las criaturas, con respecto al bien, les dan un grado de perfección; a más capacidades, más perfectas (por este "deber hacer" orientado al bien, conocemos que la creación es buena). Así, hay criaturas más perfectas que otras, como la diferencia que hay entre las plantas, los animales y el hombre. Y si decimos que todas las criaturas participan de un grado de perfección, de manera jerárquica, no podemos ir hasta el infinito en una serie jerárquica de causas, sin que haya un ser que tenga en su esencia todas las perfecciones de modo no participado. Este ser Máximamente Perfecto, es el Ser Supremo (Dios), del que toda la creación participa de manera más o menos perfecta. Así también, este "deber hacer" o este "libre obrar" (solo el hombre es libre) de las criaturas de acuerdo a su propia naturaleza, tiene una finalidad. Pero, encontramos en el mundo seres que, careciendo de conocimiento, obran por un fin. Es necesario que los seres que carecen de conocimiento sean ordenados por un ser inteligente que conozca en acto dicho fin. Por tanto, tiene que existir (al menos) una Inteligencia Suprema que dirige todas las cosas naturales a su fin. Es decir, el Ser Supremo (Dios). En resumen, el hombre líbremente debe obrar el bien, porque el Ser Supremo (Dios) lo hizo bueno; y si hace el mal, daña su propia naturaleza, abusando de su libertad y alejándose del Ser Supremo (Dios), pues se aleja de la finalidad para la que fue creado. Este mal obrar del hombre, es lo que la Iglesia llama "pecado". El pecado no es en sí mismo hacer mal uso de nuestras capacidades (solo el hombre puede pecar), sino "desobedecer la Ley de Dios (que implica hacer mal uso de nuestras capacidades) abusando de nuestra libertad e hiriendo nuestra propia naturaleza" (Catecismo1849;1850). Pues, de Dios (el Ser Supremo) participa toda la creación. Así, el que se aleja de Dios, se aleja de sí mismo. Así también, la fe en Jesucristo (que es la Revelación de Dios) ilumina la razón natural del hombre. Dios creó al hombre en una justicia y una santidad originales, que perdió por haberle desobedecido, tentado por el maligno, cayendo en pecado. Por este abuso de su libertad, que es "el poder radicado en la razón y en la voluntad" (Catecismo1731), apartándose de la gracia de Dios, quedó herido en su naturaleza. Quedó inclinado a obrar el mal (lo que es llamado concupiscencia), se hizo esclavo del pecado. 

JESÚS Y EL MITO DE LA CAVERNA:

La santidad original "era una participación de la vida divina" (Catecismo375). Y la justicia original era "la armonía interior de la persona humana, la armonía entre el hombre y la mujer, y, por último, la armonía entre la primera pareja y toda la creación" (Catecismo376). Por el pecado, el hombre dejó de participar de la vida divina, perdió la amistad de Dios; quedando herido en su naturaleza, inclinado al mal, débil en su carne por apartarse de Dios fuente de su vida. 

De seguro, amigo mío, conoces "el Mito de la caverna" de Platón. Claro que sí -respondió-. En este mito Platón describe a hombres presos en una caverna oscura, de los cuales uno es liberado de manera misteriosa, asciende por la caverna hasta salir de ella y contempla el sol en un mundo distinto al que llama "el mundo de las ideas". Luego vuelve a la caverna a liberar a los que se quedaron. Así es, -dijo su amigo-. Según Platón en el mundo sensible están las cosas y los seres de forma material; y en el mundo de las ideas están en forma de ideas; donde el bien, representado por el sol, es la fuente de ambos mundos. Los griegos buscaban el saber. Ellos, buscaban crecer en conocimiento (que requería esfuerzo) hasta llegar al conocimiento del bien. Por el conocimiento buscaban liberarse de "la ignorancia del bien" (oscuridad) y del "placer de los sentidos" (cadenas), que los aprisionaban en el "mundo sensible" (caverna). De ahí que, el filósofo (que conoce el bien) debía gobernar el pueblo (visión platónica). Para Platón el bien es como el sol, porque ilumina la mente no solo permitiendo ver las ideas sino que las produce y hace crecer. Además, puede contemplarse y es superior a los seres. Es la realidad que nos da inteligencia. Esta descripción que hace Platón de hombres presos por los placeres (cadenas) en el mundo sensible (caverna) y en oscuridad (por ignorar el bien), es parecido a lo que la Iglesia Católica enseña acerca del pecado. Si bien la Iglesia no enseña que el alma esté presa en el cuerpo (dualismo platónico), si enseña que sin Jesucristo somos "esclavos del pecado y del demonio" (Catecismo San Pio X 68), no dentro de una caverna, pero si en un mundo oscuro. Por el pecado de Adán heredamos una naturaleza apartada de la amistad de Dios y tres veces inclinada al mal (triple concupiscencia): "a los placeres de los sentidos, a la apetencia de los bienes terrenos y a la afirmación de sí contra los imperativos de la razón" (Catecismo377). No estamos presos en el cuerpo, sino que nuestra carne es débil y caemos en pecado (nuestro cuerpo y alma forman una sola naturaleza Catecismo 365). Y "el que vive en el pecado es esclavo del pecado" (Jn8,34). Así también, "las consecuencias del pecado original y de todos los pecados personales de los hombres confieren al mundo en su conjunto una condición pecadora, que puede ser designada con la expresión de San Juan: "el pecado del mundo" (Jn1,29) [...]" (Catecismo408). Como está escrito: "Mientras las tinieblas cubrían la tierra y los pueblos estaban en la noche, sobre ti se levantó Yavé y sobre ti apareció su Gloria" (Is60,2). En nuestro caso, no estamos en oscuridad por ignorar el bien que puede ser conocido por la luz natural de la razón (Platón), sino por "estar apartados" de Dios (Ser Supremo, Bondad Suprema) por el pecado. Esta es nuestra condición natural (inclinada al mal: concupiscencia) y nuestro "estado" (apartados de la amistad de Dios) antes de la venida de Jesucristo.

LA OBRA DE DIOS:

En el mito de la caverna la liberación del primer preso queda en el misterio. Lo que está claro es el esfuerzo que hace por salir  de la caverna (crecer en conocimiento) llegando a contemplar el sol (alcanzó el conocimiento del bien). Para ello, los filósofos antiguos, practicaban también la pobreza (aunque sin llegar a la perfección espiritual) no por amor a Dios sino por amor a la ciencia. En nuestro caso, habiendo dicho que nuestra carne es débil, no podíamos liberarnos nosotros mismos de nuestra inclinación al mal y alcanzar el perdón de Dios, que es infinito, por el mérito de nuestras obras que son finitas. Esto no quiere decir que no pudiéramos hacer buenas obras, sino que, nuestras obras, no eran perfectas y no tenían méritos para alcanzar el perdón. Por eso, era necesario la intervención de Dios que, en el transcurso del tiempo, se fue revelando gradualmente  al pueblo que se formó a partir de Abraham: "Israel", preparándolos para recibir la plenitud de su Revelación: Jesucristo, su Hijo, la segunda Persona de la Santísima Trinidad (se refiere a tres Personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, pero un solo Dios Verdadero). Jesús, que es Dios, se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre. Y con su encarnación, ya no podemos hablar del esfuerzo del hombre por liberarse (visión platónica), sino de la obra de Dios que lo libera, y de la cooperación del hombre con Él (cristianismo). En la actualidad, la historia del hombre que se libera a sí mismo se sigue contando. Si antes se buscaba (con la filosofía) crecer en conocimiento (con esfuerzo) hasta alcanzar el conocimiento del bien que nos permitiera la liberación del mundo sensible (dualismo platónico), hoy en día ya no importa el conocimiento del bien, solo importa "ser libres": "fluir con el placer de los sentidos" (cadenas platónicas); de ahí que, el bien que se busca es el bienestar de las comodidades (se prefiere la caverna). Por eso, la filosofía quedó relegada y se combate la fe. Los avances científicos y tecnológicos siguen luchando por "dominar el mundo sensible" (sigue el dualismo): el cuerpo y la creación, y alientan la falsa esperanza (en los que no tienen fe) de hacer de la Tierra (caverna) un Paraíso; y de los hombres que la habitan, los dioses que la gobiernan. Pero, no somos los señores de la Creación sino los que la administran. Hemos, pues, retrocedido en nuestro camino a Dios.

UNA ALIANZA CON DIOS:

En el pecado original, el hombre, "[...] por la seducción del diablo quiso "ser como Dios" (cf.Gen3,5), pero "sin Dios, antes que Dios y no según Dios" (S. Máximo Confesor, ambig.)" (Catecismo398). De nuestro mal obrar desobedeciendo a Dios, abusando de nuestra libertad y cayendo en pecado, ¿no debemos corregirnos si queremos volver a Dios? Este, pues, es nuestro compromiso en la Alianza que Dios hace con nosotros para salvarnos. Nos devuelve su amistad (y en Jesucristo nos eleva a la dignidad de hijos de Dios, ya no somos solamente criaturas) y nosotros nos comprometemos a "servirle y a obedecer sus mandamientos" (Jos24,19-24) (Ex24,3). "El hombre fue creado para servir y amar a Dios y para ofrecerle toda la creación" (Catecismo358). La Antigua Alianza fue escrita en piedra, la Nueva Alianza Dios la escribe en nuestros corazones. Así, Jesús empieza a proclamar la "Buena Nueva" llamando al arrepentimiento y a la conversión: "Renuncien a su mal camino, porque el Reino de los Cielos está ahora cerca" (Mt4,17).

EL CAMINO: 

En el mito de la caverna el primer preso es liberado de manera misteriosa. En cambio, en el cristianismo, Jesús (Dios hecho hombre) nace "libre de pecado" (de su Santísima Madre la "Virgen María" quien tuvo una inmaculada concepción, sin pecado, "por los méritos de Jesucristo" Catecismo491) como un "nuevo Adán" que vive, es perseguido por el mundo que lo crucifica, resucita al tercer día y asciende al Reino de los Cielos con el Padre, abriéndonos "el camino de justicia" (Jn16,10). Y, para que la humanidad de todos los tiempos pudiera seguir su camino, fundó una comunidad (su Iglesia: la Iglesia Católica), de la cual formamos parte por la fe y el Bautismo. Este camino no es como el del mito de la caverna que llega (con esfuerzo) al conocimiento del bien que se puede alcanzar con la luz natural de la razón; sino que, es un camino "sobrenatural" que continúa "más allá de la muerte" y llega al Reino de los Cielos con el Padre. Para ello, recibimos en el Bautismo, junto con el perdón de nuestros pecados, el Espíritu Santo, que es el Espíritu de Dios que viene a morar en nosotros (estado de Gracia), es quien nos fortalece para vencer nuestra inclinación al mal y nos mueve a obrar el bien (cumpliendo los mandamientos) amando a nuestro prójimo, respondiendo al amor de Jesucristo crucificado. Nuestro esfuerzo por salir de la oscuridad del mundo es el de convertir nuestro corazón de sus malas inclinaciones (triple concupíscencia), con miras a la vida eterna, "dejando de obrar el mal y obrando el bien" (1Pe3,11), siendo necesario "hacer penitencia" (Catecismo1431). La Iglesia de Jesucristo es peregrina en el mundo. 

EL TESTIMONIO:

Según Platón los que salen de la caverna y llegan al conocimiento del bien, deben volver a la caverna a liberar a los que siguen presos; aunque sean rechazados. Ocurre una situación parecida en el cristianismo, aunque no estemos hablando del mismo "bien". Todos los que hemos sido liberados de la esclavitud del pecado y de la oscuridad del mundo (que estamos en vía de alcanzar la perfección espiritual o santidad, por la fe y el Bautismo), debemos, en el mundo, "dar testimonio de Jesucristo" (no somos nosotros quienes los liberan), con nuestra vida, como Él mismo dijo: "Hagan, pues, que brille su luz ante los hombres; que vean estas buenas obras, y por ello den gloria al Padre de ustedes que está en los Cielos" (Mt5,16). En este sentido, llevar siempre un rosario, junto con nuestras buenas obras, anuncia y recuerda al mundo, la obra de Jesucristo y sus raíces católicas, a la vez que le llama a la oración (que es uno de los cuatro pilares de nuestra fe: oración, sacramentos, profesión de fe y obras de caridad Catecismo13).
Así, pues, amigo mío, déjame invitarte a la Iglesia de Jesucristo (que existe en el mundo desde que la fundó Jesús) la Iglesia Católica.

XII. ¿POR QUÉ JESÚS NO SE REVELA HOY?

Dios se reveló a los hombres en Jesús, que se hizo hombre (con un cuerpo semejante al nuestro), en "la plenitud de los tiempos", "que empezó con la anunciación a la Santísima Virgen María" (Catecismo484). Actualmente nos encontramos en "los últimos tiempos", que empezaron con la venida del Espíritu Santo en Pentecostés, y que concluirán con la segunda venida de Jesucristo (revestido de Gloria) en el juicio final. Los últimos tiempos se refieren a la última etapa del "plan secreto que Dios tenía desde siempre para salvar a la humanidad; en el cual, reúne tanto a paganos como a judíos en su Iglesia" (Ef3,5-12).

Querer ver a Jesús como cuando vino por primer vez, no asegura que todos crean en Él, pues mucha gente lo rechazó. Y querer verlo Glorioso, es contrario a nuestra esperanza. "Estamos salvados, pero todo es esperanza. ¿Quieres ver lo que esperas? Ya no sería esperar; porque, ¿quién espera lo que ya tiene a la vista? Esperemos, pues, sin ver, y lo tendremos, si nos mantenemos firmes" (Rm8,24-25). ¿Y por qué no vino glorioso para que todos creyéramos? Jesús vino como un nuevo Adán, "en ´Él somos nuevas criaturas" (2Cor5,17). Al morir físicamente, los que por la fe y el Bautismo somos parte de su Iglesia, que es su cuerpo, habiendo perseverado en la fe, recibimos "nuestra herencia que es la vida eterna" (Mt19.29). Dice San Pablo: "Dios nos hace justos mediante la fe" (Rm3,22). "Perseverando en la fe alcanzamos la corona de vida" (2Tim4,8) (Stgo1,12). Dice Jesús: "¡Felices los que no han visto, pero creen!" (Jn20,29).

Jesús se fue al Padre para enviarnos el Espíritu Santo que guía la Iglesia por medio de los apóstoles (actualmente sus sucesores los obispos). Ellos, "santifican la Iglesia por medio del ministerio de la Palabra y los sacramentos" (Catecismo893). "Jesús actúa en su Iglesia, por medio de los siete sacramentos, comunicando los frutos del Misterio pascual" (Catecismo1076). En el Bautismo recibimos el Espíritu Santo: ¿no saben que son templo del Espíritu Santo? De los siete sacramentos, "la Eucaristía es el más excelente, porque encierra, no solo la gracia, sino a Jesucristo, autor de la gracia y de los sacramentos" (Catecismo de San Pio X 547). En la Eucaristía Jesús verdaderamente se hace presente.

Somos, pues, por el Espíritu Santo, "hermanos de Jesucristo" (Rm8,29), y es nuestro deber irradiar su luz al mundo con nuestras buenas obras: "Hagan, pues, que brille su luz ante los hombres, que vean estas buenas obras, y por ello den gloria al Padre de ustedes que está en los Cielos" (Mt5,16).    

XIII. DIALOGANDO CON UN FILÓSOFO - 1

Un católico comentó el video de un doctor en filosofía y teología (que es protestante); el cual, respondió su comentario haciendo otro video. Esta fue la forma del intercambio de posturas. 

FILÓSOFO (video): "¿CÓMO PUEDEN LOS SERES FINITOS CONOCER A UN DIOS INFINITO?" Creo que es cierto que ninguna mente finita puede comprender plenamente a Dios. Está fuera de nuestro alcance. Pero eso no implica que no podamos tener un conocimiento parcial exacto de Dios. De hecho, no tengo ni idea de todas tus propiedades esenciales, si lo piensas. Y, sin embargo, tengo una comprensión parcial y clara de algunas de ellas que me permiten relacionarme contigo. Y creo que lo mismo ocurre con Dios, puede que no le comprendamos plenamente como seres humanos finitos, pero lo hacemos parcialmente, y lo hacemos con precisión.

CATÓLICO: Podemos conocer a Dios de manera natural, pero no de manera sobrenatural si Dios no se revela. Sino, ¿para qué vino Jesús al mundo?

FILÓSOFO (video): "¿CÓMO SE DEFINE A DIOS?"                                                                              Es muy interesante que San Anselmo, de hecho, no definió a Dios como el ser mas grandioso concebible. Esa es la apariencia que suelen ponerle los filósofos cristianos, pero el propio San Anselmo dijo que Dios es más grandioso de lo que podemos concebir; Él está más allá de nuestras concepciones. Y entonces su definición de Dios es que Dios es un ser del cual uno mayor no se puede concebir. Es una locución complicada, pero es difícil reformularla de otra manera. Dios es un ser del cual uno mayor no se puede concebir. En otras palabras, diría Anselmo, no puedes concebir nada mas grandioso que Dios, pero sin embargo, Dios es mas grandioso que cualquier cosa que puedas concebir. Y eso es perfectamente consistente. Entonces si, Dios es incluso mas grandioso que la mas grandiosa de nuestras concepciones.

CATÓLICO: ¡Excelente! Dios de naturaleza divina se hizo hombre. Así, Jesús (Dios hecho hombre) tiene dos naturalezas: la humana y la divina. Entonces, el hombre, que solo tiene naturaleza humana, ¿cómo llega a participar de la naturaleza divina llegando a ser hijo adoptivo de Dios? ¿Solo con el intelecto humano? 

FILÓSOFO (video): "SER vs SABER"                                                                                                      Cuando pensamos en los atributos morales de Dios, creo que es muy importante que distingamos entre el orden del ser y el orden del saber. El orden del ser se refiere a lo que es explicativamente anterior, ontológicamente, a otra cosa. Cuando hablamos del orden del saber, nos referimos a lo que hay que conocer primero para poder inferir otra cosa. En el orden del saber, es evidente que llegamos a conocer la diferencia entre el bien y el mal independientemente de Dios, a través de nuestra experiencia moral. Llegamos a percibir los valores morales, el bien y el mal. Y entonces podemos inferir que Dios es bueno. Eso en el orden del saber. Pero en el orden del ser, Dios es ontológicamente anterior a los valores morales. Él es el fundamento, el paradigma, la base de los valores morales que aprendemios. Cualquier circularidad solo se produciría al confundir el orden del ser y el orden del saber. Por el orden del saberascendemos al conocimiento de Dios. Y en el orden del ser, descendemos de Dios a nuestra experiencia en el mundo en que vivimos.

CATÓLICO: ¡Exacto! Por eso no renacemos de la Biblia, sino "del agua y del Espíritu" (Jn3,5). Si estudiamos filosofía, llegaremos a ser filósofos. Y si estudiamos la Revelación de Dios, llegaremos a ser teólogos; más no hijos adoptivos de Dios. La naturaleza humana participa de la naturaleza divina (llegando a ser hijos adoptivos de DIos) cuando el Espíritu Santo desciende sobre nosotros en el Bautismo. Es por la fe y el Bautismo que formamos parte de la Iglesia de Jesucristo. Como dice el Señor: "el que crea y se bautice se salvará, el que se niegue a creer será condenado" (Mc16,16) (He2,37-38). La fe antes del Bautismo es una gracia del Espíritu Santo. Pero, "la gracia santificante" solo la recibimos en el Bautismo. Porque, Abraham tenía fe, pero ¿por qué no nos abrió el camino al Reino de los Cielos con el Padre? Y, siendo que la Biblia nunca bautizó a nadie, ¿no será necesario el Magisterio de los Obispos, sucesores legítimos  de los apóstoles?

FILÓSOFO (video): "DIOS vs ROCA INAMOVIBLE"                                                                              Al hablar de la omnipotencia de Dios, queremos definir lo que significa ser omnipotente en términos de dos cosas. Primero, el grado de poder de Dios, y luego, en segundo lugar, el alcance de su poder. Podemos pensar en éstas como dimensiones verticales y horizontales de su omnipotencia. En términos del grado de poder de Dios, lo que queremos decir es que no hay ningún estado de cosas que Dios no pueda actualizar debido a una falta de poder de su parte. En términos del alcance de su poder, creo que lo que queremos decir es que solo hay límites puramente lógicos en el alcance del estado de cosas que Dios puede actualizar. Entonces, cuando pensamos en el estado de cosas de una roca demasiado pesada para que la levante un ser omnipotente, creo que se puede ver inmediatamente que es un estado de cosas incoherente; ese es un estado de cosas ilógico que no puede existir, no puede actualizarse. Es simplemente una combinación incosistente de palabras. Y entonces Dios puede actualizar estados de cosas siempre que no sean estados de cosas lógicamente imposibles de actualizar para alguien en esa situación. No creo que decir que Dios no puede hacer lo logicamente imposible sea limitar a Dios porque lo logicamente imposible no existe; es solo una combinación contradictoria de palabras. Y entonces no es algo que Dios no pueda hacer. En cierto sentido estás diciendo cosas sin sentido cuando hablas de un estado de cosas logicamente imposibles. Piensa en lo que significaría si Dios pudiera crear imposibilidades lógicas. Significaría que podría lograr tanto que Él exista y que nunca haya existido, y eso es simplemente absurdo. Eso no significa limitar a Dios al decir que no puede lograr que exista y no exista.

CATÓLICO: De la afirmación: "Dios puede", no podemos concluir: "Dios lo hace". Lo correcto es: Dios puede. "Dios quiere" (Sal115,3). Por tanto, lo hace. No sería razonable poner nuestra fe en una posibilidad, ya que sería subjetiva. "Creemos por la autoridad de Dios. Sin embargo, Dios ha querido que los auxilios interiores del Espíritu Santo vayan acompañados de las pruebas exteriores de su revelación [...]" (Catecismo156). Hechos y no solo especulaciones. Pero, ¿habrá otro camino cuando nos apartamos de los testigos de la Revelación: "los apóstoles" (actualmente sus sucesores legítimos los obispos)? Es verdad que Dios es omnipotente. Pero, es un error fijarnos solo en su omnipotencia. No es objetivo si amamos, buscamos y respetamos la verdad. "La omnipotencia se le atribuye al Padre, la sabiduría al Hijo y la bondad al Espíritu Santo; aunque las tres Divinas Personas tienen la misma omnipotencia, sabiduría y bondad" (Catecismo de San Pio X 30). En la obra de redención, [...] cuando el Padre envía su Verbo, envía también su aliento: misión conjunta en la que el Hijo y el Espíritu Santo son distintos pero inseparables. Sin ninguna duda, Cristo es quien se manifiesta, Imagen visible de Dios invisible, pero es el Espíritu Santo quien lo revela" (Catecismo689). La Buena Nueva se refiere a que Dios, en Jesús, "visita a su pueblo, cumple sus promesas hechas a Abraham y a su descendencia" (Catecismo422), "nos reconcilia consigo perdonando nuestros pecados" (Lc24,47) (Rm3,25) y "nos capacita para ser hijos (adoptivos) suyo" (Jn1,12), "reuniéndonos en su Iglesia" (Ef3,6-7). Transmitir el Evangelio (la Buena Nueva) es transmitir la vida de Jesucristo que se infunde por el Espíritu Santo (en los sacramentos) a los creyentes. El Evangelio vivo fue confiado por los apóstoles a toda la Iglesia. La "predicación apostólica" comprende "el anuncio de la Palabra" (Mc16,16), "su práctica" (Mt28,20) y "su culto" (Catecismo78). "Para que este Evangelio se conservara siempre vivo y entero en la Iglesia, los apóstoles nombraron como sucesores a los Obispos, dejándoles su cargo en el Magisterio" (DV7) [...]" (Catecismo77) (Sucesión Apostólica). "Esta transmisión viva, llevada a cabo en el Espíritu Santo es llamada la Tradición en cuanto distinta de la Sagrada Escritura, aunque estrechamente ligada a ella. Por ella, "la Iglesia con su enseñanza, su vida, su culto, conserva y transmite a todas las edades lo que es y lo que cree" (DV8) [...]" (Catecismo78). "La Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de Dios, están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros; los tres, cada unos según su carácter, y bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de las almas" (DV10,3)" (Catecismo95). Siendo objetivos: ¿No es logicamente imposible que Jesús haya enseñado "sola scriptura", siendo que el Nuevo Testamento todavía no existía (escrito), y que en el Antiguo testamento (que si existía) se anuncia la Nueva Alianza, pero no se realiza? Saludos. 

FILÓSOFO (video): "¿ATRIBUTOS CONTRADICTORIOS?"                                                                  Creo que es cierto que un concepto de Dios puede ser verdadero aunque a alguien le parezca incoherente o incosistente. Pero creo que eso es solo en apariencia. Por eso debemos reflexionar profundamente sobre estas cuestiones. Por ejemplo, algunas personas han afirmado que la doctrina de la Trinidad es logicamente incoherente o contradictoria. Y eso exige a los teólogos cristianos que expliquen por qué, de hecho, esta doctrina es una doctrina de Dios perfetamente coherente y lógica. Porque, si no lo es, entonces eso significaría que esta doctrina no puede ser verdadera. Así que puede haber contradicción o incoherencia en apariencia, pero no en realidad.

CATÓLICO: En la reforma protestante, históricamente, las discusiones sobre doctrina se han resuelto formando cada uno su propia congregación (calvinistas, arminianos, etc.); cayendo en subjetivismos. Y es que, se fundamentan sobre la doctrina de "sola scriptura", que se formuló para negar al Magisterio de la Iglesia Católica. Nadie cree en la infalibilidad del Magisterio (asistido por el Espíritu Santo); sin embargo, todos los que "enseñan" y fundan congregaciones creen estar en la verdad. ¿No es esto subjetivo y contradictorio? La obra del Espíritu Santo es la unidad de la Iglesia. Pero, los que enseñan "sola scriptura" dividen la Iglesia. Por tanto, los que enseñan "sola scriptura" no son guiados por el Espíritu Santo. Siendo objetivos, estos son los hechos en la reforma protestante. En la Iglesia Católica siempre han habido discusiones; las cuales, han sido resueltas por el Magisterio en los "Concilios". "El oficio de "interpretar" auténticamente la palabra de Dios, "oral" o "escrita", ha sido encomendado solo al Magisterio vivo de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de Jesucristo" (DV10), es decir, a los Obispos en comunión con el sucesor de Pedro, el Obispo de Roma" (Catecismo85). La Iglesia profundiza, a través de los siglos, en el conocimiento de la verdad revelada, asistida por el Espíritu Santo. El Señor dijo a "sus apóstoles": "Y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la historia" (Mt28,20). "Y cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, los guiará en todos los caminos de la verdad [...]" (Jn16,13). Deseo de todo corazón y pido a Dios, estimado doctor, que en algún momento pueda abrazar la fe Católica. Saludos. Un abrazo.  

FILÓSOFO (video): "SI NO ESTÁ EN LA BIBLIA ¿DIOS NO QUIERE QUE LO SEPAMOS?"                La idea de que si Dios no nos dice algo sobre sí mismo en las Escrituras, no quiere, suena como la gente que ha dicho: "Si Dios hubiera querido que voláramos, nos habría dado alas", o "si hubiera querido voláramos a la luna, nos habría hecho capaces de respirar en el espacio exterior". Creo que eso es una tontería. Lo que Dios ha hecho es darnos una mente racional y reflexiva que es la imagen de la suya propia. Y luego nos invita a reflexionar, sobre la información de la Escritura, de la Revelación y de la revelación natural que nos rodea, para llegar a conocer las cosas. Por eso tenemos plomeros, y medicina moderna, así como ciencia y tecnología. Es porque somos capaces de reflexionar sobre estas cuestiones como portadores de la imagen de Dios y llegar al conocimiento de la verdad.

CATÓLICO: Aquí ya no hubo respuesta por considerar que, en lo referente al tema de la Iglesia protestante y su doctrina de sola scriptura, quedó expuesta su incosistencia en contraste con el de la Iglesia Católica. Además, es necesario un tiempo para asimilar lo expuesto, de manera que sea de provecho para los que buscan la verdad.  

XIV. GRACIA Y ECOLOGISMO

Según la RAE "la ecología es la ciencia que estudia los seres vivos como habitantes de un medio, y las relaciones que mantienen entre sí y con el propio entorno". En el caso de los hombres, el impacto ambiental producido por nuestro mal uso de los recursos naturales, es evidencia de nuestra mala relación con el planeta, de donde se origina el "ecologismo" (como movimiento social entre los años 60 y 70), "que es la doctrina que propugna la defensa de la naturaleza y la preservación del medio ambiente" (RAE). Pero también, y sobre todo, esta mala realción con el planeta, es evidencia de nuestro alejamiento de Dios. "El pecado original (de Adán y Eva) se trasfunde a todos los hombres porque, habiendo conferido Dios al género humano en Adán la gracia santificante (participación de la vida divina) y los otros dones sobrenaturales ("la integridad o perfecta sujeción de la sensualidad a la razón; la inmortalidad; la inmunidad de todo dolor y miseria, y la ciencia proporcionada a nuestro estado" Catecismo San Pio X 58), a condición de que Adán  no desobedeciese, habiendo éste desobedecido, en su calidad de cabeza y padre de humano linaje, tornó la naturaleza humana rebelde a Dios. Por esta causa, la naturaleza humana se trasfunde a todos los hombres descendientes de Adán en estado de rebelión a Dios, privada de la gracia divina y de los otros dones" (Catecismo San Pio X 64). "[...] La armonía interior de la persona humana, la armonía entre el hombre y la mujer, y, por último, la armonía entre la primera pareja y toda la creación constituía el estado llamado "justicia original" (Catecismo376). Perdimos la santidad y la justicia originales; y nuestra naturaleza humana quedó inclinada a hacer el mal. A esta inclinación la Iglesia llama "concupiscencia" (Catecismo405). Por eso, todo esfuerzo humano que busca la armonía social y con el planeta en que vivimos es necesario, pero no suficiente; necesitamos "la gracia de Dios". Debemos empezar por reconocer nuestra "esclavitud del pecado y del maligno" y buscar a Jesucristo nuestro libertador. Esto, pues, exige dejar de ser los reyes de la Tierra y dejar que Jesucristo reine en nuestra vida. Nuestro deseo de un mundo mejor no es ajeno a nuestro deseo de Dios, pues, el deseo de felicidad que Dios puso en nuestro interior, solo Él puede satisfacer. Solo Dios puede hacer de nosotros una "nueva criatura" (2Cor5,17), como los somos todos por "la fe y el Bautismo" (Jn3,5). Es necesario vivir esta vida con miras a la vida eterna, cuya "fuente es Jesús" (Jn4,14). Pero, quizá alguien se pregunte ¿los incas no construyeron sus ciudades en armonía con la Tierra? O, las tribus amazónicas, ¿no cuidan la tierra en que viven? Ciertamente estas culturas han tenido logros arquitectónicos, artesanales y agrícolas, que podemos poner de ejemplo. Pero, debemos recordar que los incas sacrificaban personas, y las tribus amazónicas "adoran" la Tierra. Por tanto, podemos utilizar sus avances en los diferentes campos de la ciencia, pero este acercamiento no puede comprometer nuestra fe; debe ser disernido a la luz de Jesucristo, siguiendo el ejemplo de los "Santos Padres de la Iglesia Católica" que, "inculturizaron" al pueblo romano, utilizando lo bueno de su cultura para "transmitirles la fe", y no absorviendo sus creencias paganizando la Iglesia. Es necesario discernir entre lo corresponde a la fe y lo que no. En toda la historia de la humanidad a ningún pueblo del mundo se le reveló Dios en Jesucristo, como al pueblo judío, llegado la plenitud de los tiempos, a quienes (los que creyeron), junto con los paganos, reunió en su Iglesia; de la cual, hoy somos miembros vivos por la gracia de Dios. Somos nosotros, los laicos, quienes estamos llamados a ordenar según Dios las realidades temporales. "Los laicos tienen como vocación propia el buscar el Reino de Dios ocupándose de lasrealidades temporales y ordenándolas según Dios [...] A ellos de manera especial les corresponde iluminar y ordenar todas las realidades temporales, a las que están estrechamente unidos, de tal manera que éstas lleguen a ser según Cristo, se desarrollen y sean para alabanza del Creador y Redentor" (Catecismo898). De individuos cristianos no puede resultar una sociedad pagana. "La sociedad es indispensable para la realización de la vocación humana. Para alcanzar este objetivo es preciso que sea respetada la justa jerarquía de los valores que subordina las dimensiones "materiales e instintivas" del ser del hombre "a las interiores y espirituales" (CA36): La sociedad humana [...] tiene que ser considerada, ante todo, como una realidad de orden principalmente espiritual: que impulse a los hombres, iluminados por la verdad, a comunicarse entre sí los más diversos conocimientos; a defender sus derechos y cumplir sus deberes; a desear los bienes del espíritu; a disfrutar en común del justo placer de la belleza en todas sus manifestaciones; a sentirse inclinados continuamente a compartir con los demás lo mejor de sí mismos; a asimilar con afán, en provecho propio, los bienes espirituales del prójimo. Todos estos valores informan y, al mismo tiempo, dirigen las manifestaciones de la cultura, de la economía, de la convivencia social, del progreso y del orden político, del ordenamiento jurídico y, finalmente, de cuantos elementos constituyen la expresión externa de la comunidad humana en su incesante desarrollo. (PT36)" (Catecismo1886). No es correcto limitar nuestra fe a la misa de los domingos, tampoco hacer de la jerarquía de la Iglesia el gobierno político del mundo, porque "su misión de gobernar la Iglesia" (Catecismo894), está ordenada a la salvación de las almas. "[...] Seguid todos al obispo como Jesucristo (sigue) a su Padre, y al presbiterio como a los apóstoles; en cuanto a los diáconos, respetadlos como a la ley de Dios. Que nadie haga al margen del obispo "nada de lo que atañe a la Iglesia" (San Ignacio de Antioquía, Smyrn. 8,1)" (Catecismo896). Como dijo el señor a sus apóstoles: "Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice, se salvará; el que se niegue a creer será condenado" (Mc16,15-16). Este Evangelio que se proclama es la fuente de bienestar tanto para nuestra vida personal, como social; y para el planeta en que vivimos (por intermedio de nosotros). "Mi pueblo perece por falta de conocimiento [...]" (Os4,6). "Y esta es la vida eterna: conocerte a ti, único Dios verdadero, y al que tú has enviado, Jesús, el Cristo" (Jn17,3). 

XV. DIALOGANDO CON UN FILÓSOFO - 2

Siguiendo la forma anterior:
FILÓSOFO (video): ¿Cómo te ha ayudado el estudio de los atributos de Dios?                      CATÓLICO (una pregunta que no tiene relación con el video): Estimado doctor, en orden a nuestra salvación, es más importante conocer y cumplir la voluntad de Dios, como dice el Señor: "No bastará con decirme: ¡Señor!, ¡Señor!, para entrar en el Reino de los Cielos; más bien entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo" (Mt7, 21). En este sentido, ¿cuál es la voluntad del Padre? ¿Y cómo Dios nos capacita para poder cumplirla? Saludos cordiales.                               FILÓSOFO (video): ¿Por qué profundizar en los atributos de Dios? Si, tomemos, nuevamente, por ejemplo, el atributo de ser omnisciente o que todo lo sabe, probablemente la mayoría de los cristianos dirían que Dios los sabe todo; Él es omnisciente. Pero nunca han pensado, por ejemplo, en el conocimiento medio de Dios de los llamados contrafácticos de la libertad de las criaturas, en lo que cualquier persona libre haría libremente en cualquier conjunto de circunstancias en las que Dios pudiera ponerla, o en el conocimiento no proposición al de Dios. Creo que Dios es más que omnisciente. Mi estudio de la omnisciencia me reveló que Dios no solo conoce todas y cada una de las verdades, sino que además tiene conocimiento no proposicional, y esto me sorprendió absolutamente cuando me di cuenta de que Dios es más que omnisciente. Su excelencia cognitiva excede incluso la omnisciencia, porque no solo tiene todo el conocimiento proposicional, sino que también tiene todo el conocimiento no proposicional adecuado. Ahora bien, no podemos explicar todo eso aquí, pero está en mi trabajo si la gente quiere investigar más, pero eso sería solo un ejemplo de donde debajo de la superficie hay este iceberg oculto de material relacionado con la naturaleza de Dios que espera ser explorado.                                          CATÓLICO: Dios es omnisciente. Por tanto, ¿hace tal cosa? Esta forma de pensar desfigurada la persona de Dios y lo concibe como un objeto. Dios tiene entendimiento y voluntad. Por eso, si "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1Tim3,15), ¿no deberíamos saber como realiza su voluntad y que debemos hacer para salvarnos?                 FILÓSOFO (video): ¿Cuál de los atributos de Dios es menos comprendido? Creo que el atributo menos comprendido de Dios es probablemente la necesidad divina. Encuentro que los laicos tienen grandes dificultades para comprender la idea de que Dios es un ser metafísicamente necesario. Suelen confundir esto con la eternidad, que Dios siempre ha existido y siempre existirá, y por tanto es permanente y eterno, pero eso no es lo mismo que necesidad, porque algo podría ser eterno y perpetuo en el mundo actual, pero podríamos imaginar un mundo posible en el que esa cosa no exista en absoluto y, por lo tanto, su existencia no es metafísicamente necesaria. Y la doctrina de la existencia necesaria de Dios afirma que Dios existe en todos los mundos posibles, que es imposible en un sentido ampliamente lógico que Dios no exista; Él no puede no existir. Y a los laicos realmente les cuesta entender esta noción, y puede resultar difícil explicársela.       CATÓLICO: ¿No estará confundiendo el orden del saber con el del ser? El hombre, por la metafísica, ciertamente, puede llegar al conocimiento de la necesidad de Dios. Pero esto, no es cristianismo, sino Teísmo. Porque, la Revelación de Dios no pertenece al orden natural, sino sobrenatural. Dios se ha hecho hombre. Por eso, la razón es iluminada por la fe y no se debe enmarcar la fe dentro de la razón. No es necesario que el laico aprenda metafísica para creer que Jesús es Dios. Jesucristo, la segunda persona de la Santísima Trinidad, se ha manifestado en nuestra naturaleza y nos llama a participar de Él, no debemos tener miedo. "Está escrito que el primer Adán era hombre dotado de aliento y vida; el último Adán, en cambio, viene como espíritu que da vida. La vida animal es la que aparece primero, y no la vida espiritual; lo espiritual viene después. El primer hombre, sacado de la tierra, es terrenal; el segundo viene del cielo. Los de esta tierra son como el hombre terrenal, pero los que alcanzan el cielo son como el hombre del cielo. Y del mismo modo que ahora llevamos la imagen del hombre terrenal, llevaremos también la del celestial" (1Cor15,45-49). En este sentido, ¿cómo Dios nos vuelve a crear?                                              FILÓSOFO (video): ¿No es osado decir que sabemos como es Dios? Creo que sería osado afirmar que tenemos un conocimiento exhaustivo de Dios. Pero no es osado en absoluto afirmar que tenemos un cierto conocimiento preciso de Dios. Ciertamente, las criaturas finitas no podemos comprender a Dios en el sentido de entender todo sobre Él. Sin embargo, Dios se nos ha revelado en la Biblia y en muchos de sus atributos, como que Dios es amoroso, que Dios es moralmente perfecto, que Dios es eterno, que Dios es todopoderoso. Por tanto, sería una negación de la verdad bíblica afirmar que no tenemos tal conocimiento de Dios. Así, pues, tenemos un conocimiento limitado pero preciso de Dios y de su naturaleza por la única razón de que Dios nos lo ha revelado.     CATÓLICO: No debemos negar la verdad, tampoco debemos creer algo falso. Si Dios, que es infinito, se ha revelado, entonces, su revelación sobrepasa nuestras capacidades naturales. Por tanto, podemos profundizar en su Revelación, pero no podemos abarcar su totalidad. Así también, si Dios se reveló hace dos mil años, la Iglesia que fundó tiene dos mil años profundizando en esta Revelación. Por tanto, solo la verdadera Iglesia que Jesucristo (Dios hecho hombre) fundó, y que tiene más de dos mil años profundizando en su doctrina, y que nos ha dado tantos santos doctores que han iluminado nuestra comprensión de la fe, puede afirmar verdaderamente que tiene un conocimiento profundo de la obra de redención realizada por Dios en Jesucristo. Esto no se puede negar, la humildad es andar en la verdad. Tampoco debemos creer una doctrina cristiana divorciada de los hechos, porque Jesús no nació en el siglo XVl y no escribió nada; esto no es preciso, como tampoco lo es prescindir de los apóstoles. De ahí que, no se tenga claro cómo Dios nos salva. Pero, ¿por qué rechazar a la Iglesia Católica?                                                                FILÓSOFO (video): He comprobado que la doctrina cristiana, en todas las grandes áreas de la teología cristiana, surgen cuestiones filosóficas difíciles e interesantes. Si hablamos, por ejemplo, de la doctrina de Dios, o de la doctrina de la creación, o de la doctrina de Cristo, o de la doctrina de la salvación, según cuestiones filosóficas que no siempre pueden responderse bíblica mente. Por ejemplo, solo la doctrina de Dios está llena de cuestiones filosóficas. La Biblia dice que Dios es eterno, pero no nos dice si Dios es atemporal o si perdura a través de todo el tiempo. Nos dice que Dios es todopoderoso, pero al mismo tiempo dice que hay cosas que Dios no puede hacer, como pecar o mentir o postrarse y adorar un dios falso. Así que, para desarrollar y comprender el concepto bíblico de Dios, necesitamos reflexionar filosófica mente sobre estos datos bíblicos lo mejor que podamos. Del mismo modo, incluso la doctrina de la salvación, por ejemplo, la Biblia enseña que Cristo murió en nuestro lugar para cargar con el castigo por el pecado que merecíamos, redimiéndonos así del pecado y otorgándonos el perdón divino. Y eso plantea todo tipo de preguntas sobre la justicia de tal procedimiento: ¿Es justo castigar un tercero inocente por los crímenes de otro? Mucha gente diría que eso es inmoral y que, por tanto, la doctrina de la expiación sustitutiva no puede ser cierta. Para abordar esta cuestión, no basta con citar versículos bíblicos, sino que hay que explorar interesantes cuestiones de filosofía de derecho que ayudarían a elaborar una doctrina bíblica y defendible de la expiación. Y así sucesivamente. La Trinidad sería otro ejemplo de una doctrina que necesita ser entendida filosóficamente, o la doctrina de la deidad de Cristo. Cristo teniendo una naturaleza humana completa y una naturaleza divina completa, ¿cómo unificas eso? Bueno, esa es una pregunta filosófica una vez más. Así que, una y otra vez, las doctrinas cristianas importantes plantean cuestiones filosóficas significativas e interesantes sobre las que tenemos que reflexionar. No podemos esconder la cabeza en la arena y fingir que esas preguntas no existen.                CATÓLICO: Nunca ha existido en la Iglesia una lucha entre la doctrina cristiana y la filosofía; lo vemos claramente en la "Helenización del cristianismo". El Magisterio es guiado por el Espíritu Santo, como dice el Señor: "y cuando venga Él, el Espíritu de la Verdad, los guiará en todos los caminos de la Verdad" (Jn16,13). El problema no es que surjan preguntas, referente a la doctrina, en el caminar de la Iglesia a través de los siglos. El problema es: ¿el Espíritu Santo nos está guiando para darles respuesta? No debemos olvidar que la Revelación pertenece al orden sobrenatural. Es una alegría que reconozca que no basta con citar versículos de la Bilblia, porque está reconociendo "el oficio del Magisterio" (Catecismo). Reconociendo, pues, por amor a la verdad, este oficio del Magisterio, ¿serviría de ayuda para el pueblo de Dios que el Magisterio sea falible? ¿O es necesario, de acuerdo a la Revelación sobrenatural, que el Magisterio sea guiado por el Espíritu Santo como dice el Señor, en favor del pueblo de Dios, de manera infalible? "La misión del Magisterio está ligada al carácter definitivo de la Alianza instaurada por Dios en Cristo con su Pueblo; debe protegerlo de las desviaciones y de los fallos, y garantizarle la posibilidad objetiva de profesa sin error la fe auténtica. El oficio pastoral del Magisterio está dirigido, así, a velar para que el Pueblo se Dios permanezca en la verdad que libera. Para cumplir este servicio, Cristo ha dotado a los pastores con el carisma de infalibilidad en materia de fe y de costumbres. El ejercicio de este carisma puede revestir varias modalidades:" (Catecismo890). Las discusiones doctrina les se han definido a través de los siglos en los Concilios. Como lo referente a la naturaleza de nuestro Señor Jesucristo definido en los Concilios de Nicea (325), Efeso (431), Calcedonia (451) y Constantinopla ll (553). "Puesto que en la unión misteriosa de la Encarnación" la naturaleza humana ha sido asumida, no absorbida" (GS22,2), la Iglesia ha llegado a confesar con el correr de los siglos, la plena realidad del alma humana, con sus operaciones de inteligencia y de voluntad, y del cuerpo humano de Cristo. Pero paralelamente, ha tenido que recordar en cada ocasión que la naturaleza humana de Cristo pertenece propiamente a la persona divina del Hijo de Dios que la ha asumido. Todo lo que es y hace en ella pertenece a "uno de la Trinidad". El Hijo de Dios comunica, pues, a su humanidad su propio modo personal de existir en la Trinidad. Así, en su alma como en su cuerpo, Cristo expresa humanamente las costumbres divinas de la Trinidad (cf. Jn14, 9-10): [...]" (Catecismo470).   FILÓSOFO (video): Nosotros creemos en la deidad de Cristo y le hemos confiado nuestra vida, podemos sentirnos incómodos con estos versículos que muestran la finitud y las limitaciones físicas y mentales de Jesús y la forma en que creció durante su vida. La afirmación de la humanidad de Jesús puede hacernos sentir incómodos. Pero, de hecho, la afirmación de que Jesús era verdaderamente humano es esencial para la doctrina cristiana. De hecho, en 1Jn4,1-3 se nos dice que si no afirmas la verdadera humanidad de Cristo eres un hereje. Entonces esto es esencial para la doctrina de la persona de Cristo tanto como su deidad.                                                  1Jn4,1-3: "Amados, no crean a todo espíritu, sino probas los espíritus para ver si son de Dios, porque muchos falsos profetas han salido al mundo. En esto conoceís el Espíritu de Dios: todo espíritu qué confiesa qué Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, del cual habeís oído que viene, y que ahora ya está en el mundo". Aquí Juan enfatiza que es esencial para la doctrina de Cristo afirmar que Él ha venido en carne: la verdadera humanidad de Jesús. Esto no es una mera apariencia como firmaban los hereje. Esta es una encarnación real y genuina de Cristo en carne humana. Así que, es esencial para la doctrina de la persona de Cristo la afirmación tanto de su verdadera deidad como de su verdadera humanidad.                                        CATÓLICO: Estimado doctor, no solo es necesario "creer que Jesús es el Mesías, el Hijo del Dios vivo" (Mt16,16) para salvarnos, sino que también debemos hacer su voluntad: "No bastará con decirme: ¡Señor!, ¡Señor!, para entrar en el Reino de los Cielos; más bien entrará el que hace la voluntad de mi Padre del Cielo" (Mt7,21). "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1Tim2,4). Esto se cumple en su Iglesia, que es "columna y base de la verdad" (1Tim3,15). "El plan misterioso que Dios tenía desde el principio, para salvar a la humanidad caída por el pecado de Adán, se cumple en Cristo, en quien los judíos y los paganos forman un mismo pueblo" (Ef3,1-9). Es decir, en "su Iglesia" (Ef3,10-11), que "es su cuerpo" (Ef1,22-23). El que niega a su Iglesia, la Iglesia Católica, niega a Jesucristo. "El que a ustedes recibe, a mi me recibe; y el que a mi me recibe, recibe a aquél que me ha enviado" (Mt10,40). Por eso, es sumamente importante pertenecer a la verdadera Iglesia de Jesucristo. Cuando Dios creó a Adán, lo puso en el Edén; cuando lo volvió a crear en Jesucristo, lo puso en su Iglesia, la Iglesia Católica. Saludos cordiales.                                 FILÓSOFO (video): ¿Deberíamos limitarnos a declaraciones bíblicas? Creo que está bien si uno quiere simplemente contentarse con la enseñanza de las Escrituras, pero entonces sería mejor no decir nada que vaya más allá de eso, como hacen constantemente los predicadores, desde el púlpito, cuando comienzan a hablarnos de la eternidad de Dios, o el conocimiento de Dios, o la Trinidad o la expiación y así sucesivamente. Creo que es muy, muy difícil limitarse a declaraciones bíblicas sobre la doctrina cristiana. Y una deficiencia adicional en ese enfoque es que, aunque uno pueda estar contento con ese tipo de mera doctrina bíblica, no hará nada para defender el cristianismo y la doctrina cristiana contra los ataques de sus críticos. Aquellos que afirman que la doctrina bíblica de la expiación es incoherente, o que la encarnación de Cristo es una autocontradicción, o que la Trinidad es lógicamente imposible, o que es imposible que Dios sea activo en el tiempo y a la misma vez atemporal. Así que te quedarás completamente vulnerable a los ataques de los secularistas simplemente negandote a abordar este tipo de preguntas. Ahora, al tratar con ellos, me gustaría enfatizar que lo que harías es no ser dogmático al respecto. Lo que harías es decir: aquí hay un modelo verosímil de la Trinidad o aquí hay una comprensión verosímil de la encarnación que bien podría ser cierta. ¿Es en realidad verdadera? Bueno, no lo se. Dios sabe. Pero esto demuestra que no es incoherente. No es lógicamente imposible. Existe un modelo bíblico fiel y verosímil para estas doctrinas. Entonces, será un espíritu de humildad, no de dogmatismo, que ofrecerá posibles respuestas a estas difíciles preguntas.               CATÓLICO: Estimado doctor, la Revelación de Dios pertenece al orden sobrenatural; el parecer del hombre no puede descubrir esta verdad si no le es revelada. Así lo vemos en el Evangelio: "Jesús preguntó Asus discípulos: según "el parecer de la gente", ¿Quién es este Hijo del Hombre? Respondieron: Unos dicen que eres Juan el Bautista, otros que eres Elías o Jeremías, o alguno de los profetas. Jesús respondió: Y ustedes, ¿Quién dicen que soy? Pedro contestó: tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo. Jesús le replicó: Feliz eres, Simón Barjona, porque esto no te lo ha revelado "la carne ni la sangre", sino "mi Padre" que está en los Cielos" (Mt16,13-17). Jesús (Dios hecho hombre) dijo a sus apóstoles: "y cuando venga Él, el Espíritu de la Verdad, los guiará en todos los caminos de la Verdad [...]" (Jn16,13). ¿Acaso le dijo esto a todo el mundo? Dios guía a su verdadera Iglesia, y no a las que fueron fundada según "el parecer de la gente". Si base está mal, ¿no se caerá todo lo que se construya encima? ¿Cómo, pues, prefieren trabajar en vano? Dice San Pablo: "siguiendo una "revelación", fui para exponerle el Evangelio qué anuncio a los paganos. Me entrevisté con los "dirigentes" en una reunión privada, no sea que estuviese haciendo o hubiera hecho un trabajo qué no sirve" (Gal2,2). La Iglesia no suprime la investigación filosófica o teológica, pero debe someterse al juicio definitivo de la Iglesia, como lo enseña el Catecismo refiriéndose al "trabajo de los exégetas" (Catecismo119). Así también, dice el apóstol San Juan: "el que se aventura y no permanece en la doctrina de Cristo no posee a Dios; el que "permanece" en la doctrina, ése posee al Padre y al Hijo" (2Jn9-11). Si obedecemos al que obedece, la línea ascendente llega a Jesucristo; pero, si obedecemos al que desobedece, esta línea se corta. Dice el Señor: "Yo soy la vid y ustedes los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ese da mucho fruto, pero sin mí no pueden hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran y se seca; como a los sarmientos, que los amontonan, se echan al fuego y se queman" (Jn15,5-6). "Si cumplen mis mandamientos, permanecerá en mi amor, como yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor" (Jn15,10). Saludos cordiales.                                                 FILÓSOFO (video): ¿Es arrogante decir que conocemos los atributos de Dios? No es arrogante en absoluto decir que se como es Dios, porque la razón por la que sabes como es Dios es porque Él te lo ha dicho. En la Escritura, Él se nos ha revelado. Y, por lo tanto, en realidad sería insolente, sería impúdico afirmar que no se como es Dios, porque eso sería repudiar lo que Él te ha dicho, y hacerlo pasar por mentiroso. Por lo tanto, lejos de ser arrogante, es humilde y bíblico decir que tenemos un cierto conocimiento limitado de cómo es Dios.            CATÓLICO: Estimado doctor, Dios nos ha revelado su "persona" y su "voluntad". No podemos dividir a Dios y quedarnos solo con sus atributos. Este error da lugar a subjetivismos acerca de lo que Dios "puede" (como en el caso de la omnipotencia). La Filosofía no lucha con la Teología (este parece ser el caso), sino que deben integrarse. Porque, el que todo lo puede ¿que hizo? Obró nuestra redención. Nos creó en Adán y nos ha vuelto a crear en Jesucristo. Entonces, si "yo" no conozco a Jesús, ¿qué debo hacer para salvarme?                                 FILÓSOFO: Aquí ya no hubo más videos.         CATÓLICO: Traté de direccionar este diálogo al tema de la salvación que requiere de la obediencia de la fe. 

XVI. LA CÁBALA JUDÍA 

Cábala: "Entre los judíos, tradición oral que interpretaba las Sagradas Escrituras y explicaba su sentido. Cálculo supersticioso para adivinar algo. Negociación secreta y artificiosa. Conjetura, suposición [...]" (DICCIONARIO SOPENA). La cábala, pues, pretende ser "matemática" aplicada a las "Sagradas Escrituras" (para los judíos la Torá), como alguno de sus divulgadores lo afirma, con la que se pretende (fijándose en las letras y números, considerando el lugar de cada letra o dandoles un valor numérico) acceder a un conocimiento oculto buscando algún tipo de poder. Es un engaño del demonio constituido sobre el deseo del hombre de "ser como Dios" (Gen3,5), pero sin Dios; es posible que se haya desarrollado en circunstancias en las que el pueblo judío se vio rechazado por Él (análisis psicológico). Es un error en la "comunicación", ya que "la Torá" es el "canal" que contiene los "códigos" (Escritura) con los que "Dios" (emisor) nos transmite un "mensaje". Porque la cábala no se enfoca en el "mensaje"; sino que, utiliza los "códigos" para descubrir algún conocimiento oculto buscando algún tipo de poder. Por eso, el que la practica cae en subjetivismos (siendo que es una práctica esotérica y gnóstica) y en una mala "hermeutica", pues no tiene interés en el mensaje que Dios está comunicando. Confunde, además, el orden del saber con el del ser: Dios es infinito y lo que nos revela pertenece a la verdad sobrenatural. Para comprender las Sagradas Escrituras Dios dejó un Magisterio encargado de enseñar al pueblo, y que es guiado por el Espíritu Santo. El hombre con su razón natural no es capaz de conocer lo sobrenatural si Dios no se lo revela, mucho menos hacerse de un poder oculto. La cábala es, por tanto, cláramente, un engaño del maligno.

XVII. LA PREGUNTA DE UN FILÓSOFO 

Un profesor en filosofía, miembro de la iglesia protestante (calvinista), que tiene un canal de YouTube, fue entrevistado en el canal de otro youtuber donde dijo: La reforma protestante (calvinismo) enseña la doctrina de la predestinación conforme a la Palabra de Dios y con mayor fidelidad a las enseñanzas de San Agustín; y que no puede aceptar la Doctrina Católica, porque va en contra de su conciencia, y la Iglesia de Jesucristo no puede ir en contra de la fe; sin embargo, si reconoce a la Iglesia Católica como fundada por Jesucristo. Al día siguiente, en su canal, acerca de este tema, hace una pregunta a los católicos: "¿Habrá algún católico que pueda responder con diligencia y precisión esta pregunta?", refiriéndose al tema de la predestinación mencionada en la Carta de San Pablo a los Romanos capítulo 9; donde, desde la interpretación calvinista, Dios predestina a unos al cielo y también predestina a otros al infierno.                              UN CATÓLICO: Estimado profesor:                    - Acerca de su planteamiento: No se puede hablar de doctrina cristiana sin tener en cuenta a la Iglesia que la enseña. Así, habiendo reconocido (en su entrevista anterior) que la verdadera iglesia fundada por Jesucristo es la Iglesia Católica, podemos inferir como falsas a todas las demás. Por tanto, si la iglesia protestante (en este caso la calvinista) no fue verdaderamente fundada por Jesucristo, no se puede aceptar su doctrina de la "predestinación" como verdadera (sería contradictorio). Su desacuerdo con la Doctrina de la Iglesia Católica se puede intentar resolver  en este caso (razonablemente) como una postura personal. Es necesario dejar de abrazar cualquier doctrina contraria a la del Magisterio y disponerse a conocer la verdad. "[...] Quien desee ser amigo del mundo se hace enemigo de Dios. No sin razón dice la Escritura: el Espíritu que ha hecho habitar en nosotros y que nos da lo mejor es un espíritu celoso. Y por eso añade: Dios resiste a los orgullosos, pero hace favores a los humildes. Sométanse, pues, a Dios; resista al diablo y huirá de ustedes" (Stgo4, 4-7). Así también, de no recibir respuesta en su canal por parte de los apologetas católicos, no se concluye que su postura sea correcta.                                           - Acerca de la Doctrina Católica: "Por la fe, el hombre somete completamente su inteligencia y su voluntad a Dios. Con todo su ser, el hombre da su sentimiento a Dios que revela (cf.DV5). La Sagrada Escritura llama "obediencia de la fe" a esta respuesta del hombre a Dios que revela (cf.Rm1,5;16,26)" (Catecismo 193). La fe no es demostrar para que crean; el Señor dijo:" cree y verás" (Jn11,40). "[...] Creemos a causa de la autoridad de Dios mismo que revela y que no puede engañarse ni engañarnos". "Sin embargo, para que el homenaje de nuestra fe fuese conforme a la razón, Dios ha querido que los auxilios interiores del Espíritu Santo vayan acompañandos de las pruebas exteriores de su revelación" (ibid.,DS3009) [...]" (Catecismo156). San Pablo en su Carta a los Romanos cuando escribe acerca de la predestinación se refiere "al amor eterno de Dios por su Iglesia" (Ef5,31-32). Lo vemos en Rm1,4-7: "[...] De Él, Cristo Jesús, nuestro Señor, hemos recibido gracia y misión para que en todas las naciones sea recibida la fe, para gloria de su Nombre. A estos pueblos, pertenecen ustedes, "ELEGIDOS de Cristo Jesús qué están en Roma", a quienes DIOS AMA y ha LLAMADO y CONSAGRADO [...]" ¿Dios ama lo que no conoce? (presciencia). Por eso también dice: "También sabemos que Dios dispone todas las cosas para bien de los que LO AMAN, a quienes Él ha ESCOGIDO y LLAMADO. A los que de ANTEMANO CONOCIÓ ("antes que existieran" Jer1, 5), también los PREDESTINÓ..." (Rm8,28-30). ¿Cómo aman a Dios sin todavía existir? ¿Y si aman a Dios no es gracia de Dios? San Pablo no está resolviendo el "misterio" entre "la soberanía de Dios y el libre albedrío del hombre" (San Agustín tampoco lo resuelve). "[...] No podemos comprender todas las verdades de Fe, porque algunas son misterios" (Catecismo San Pio X 869). "[...] Los misterios son verdades superiores a la razón, que hemos de creer aunque no las podamos comprender" (Catecismo San Pio X 870). "[...] Los misterios son superiores a la razón, más no contrarios; antes bien, la misma razón nos persuade que las admitamos" (Catecismo San Pio X 872). "[...] En el momento presente vemos las cosas como en un espejo, confusamente, pero entonces lo veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré como soy conocido" (1Cor13,12). La Iglesia Católica enseña que nuestra felicidad eterna es obra de Dios y de su gracia primeramente, pero secundaria mente como el fruto de los méritos de las buenas obras de los predestinados. La anulación del libre albedrío haciendo a Dios el único responsable de todo (que requiere en la actualidad de la "gracia irresistible" y de la "depravación total") es una herejía conocida como "predesticionismo" qué nació como una mala interpretación de los escritos de San Agustín. Esta herejía fue condenada en el ll Concilio de Orange 529, antes de la reforma protestante, y en el Concilio de Trento, después de que fue asumida por la reforma (como lo encontramos en el Denzinger).           - Acerca de la enseñanza del Magisterio y de la conciencia: No se puede argumentar un desacuerdo con la enseñanza del Magisterio, acerca de la doctrina de la Predestinación, por motivo de conciencia, porque la enseñanza del Magisterio no cae en errores contra la ley moral, de manera que no obligue en conciencia. Al contrario, "la conciencia debe formarse a la luz de la Palabra de Dios" enseñada por el "Magisterio instituido por Jesucristo en los Apóstoles" (Mt28,20) y continuado en sus sucesores los Obispos a través de los siglos hasta nuestros días. "Hay que formar la conciencia, esclarecer el juicio moral. Una conciencia bien formada es recta y veraz. Formula sus juicios según la razón, conforme al bien verdadero querido por la sabiduría del Creador. La educación de la conciencia es indispensable a seres humanos sometidos a influencias negativas y tentados por el pecado a preferir su propio juicio y rechazar las enseñanzas autorizadas" (Catecismo 1783).                                    Saludos cordiales.

XVIII. DIÁLOGO CON ATEOS

Hace un tiempo, un conocido youtuber ateo publicó en su canal que estaba "dispuesto" a debatir con cualquier persona sobre "la existencia de Dios" y sobre "la veracidad del cristianismo". Conociendo esto, un católico se preguntó a sí mismo: ¿será que le está dando una oportunidad a la fe? (lo que sería honesto pues está dispuesto a debatir su veracidad), ¿ó será  que en realidad quieres decir: estoy dispuesto a refutar cualquier argumento acerca de la veracidad del cristianismo? Ante esta duda le hizo una pregunta: 

- CATÓLICO: Hola, entonces, ¿estás "DISPUESTO" a abrazar la fe cristiana (católica) si alguien te demuestra que es verdadera?

- ATEO (seguidor 1): Abrazar esa fe, significaría cambiar tu estilo de vida, el cristianismo es inmoral en gran medida.

-CATÓLICO: Hola (seguidor 1), con "cristianismo" ¿te refieres a los creyentes? ¿O a la enseñanza cristiana?

- ATEO (seguidor 1): Hola, me refiero a varias cosas, los creyentes en un 95% que solo les gusta pelear y hacer daño, no todos, el dios Yhwh, es un dios tribal que en el relato bíblico hace y aprueba cosas objetivamente malas. Y el cristianismo como religión que utiliza el miedo al infierno desde niños hasta adultos para que se sumen a su religión.

- CATÓLICO: Hola (seguidor 1). La Iglesia es la "convocación" o reunión de muchas personas. La Iglesia Católica es la congregación de los bautizados qué profesa la misma Fé y ley de Cristo, participan en los mismos sacramentos y obedecen a los legítimos pastores, principalmente al Romano Pontífice. La Doctrina cristiana es la que nos enseñó nuestro Señor Jesucristo para mostrarnos el camino de la salvación. Los que somos miembros de la Iglesia estamos inclinados a obrar el mal y caer en pecado (como todo ser humano), pero la Iglesia no es el pecado de los hombres ni enseña a pecar. Tendrías que demostrar que la iglesia enseña a pecar o cual de sus enseñanzas es inmoral. Porque, sin conocer la Doctrina de la Iglesia, solo estás tomando el Nombre de Dios (Yavé, Jesucristo) de manera muy superficial. Acerca del miedo, ¿el miedo es malo?

- ATEO (seguidor 2): ¿Y tú estás dispuesto a abrazar a Zeus si te demuestran que es el Dios verdadero?

- CATÓLICO: Creo que preferiría a Maradona jaja

- ATEO (seguidor 2): ¡Todas las religiones son falsas amigo! ¡Ya despierta!

- CATÓLICO: ¿Qué es la religión?

- ATEO (seguidor 2): La Religión es el opio del pueblo (Karl Marx)

- CATÓLICO: Interesante la opinión de Karl, pero eso no es una definición estimado amigo.

- ATEO (youtuber): En respuesta a tu primera pregunta: Sí, si alguien me demuestra que el Cristianismo es verdad, entonces yo voy a creer que el Cristianismo es verdad.

- CATÓLICO: ¡Que alegría que quieras conocer la verdad! Jesús, el Señor, decía de algunos: "Este es un pueblo de conciencia endurecida. Sus oídos no saben escuchar, sus ojos están cerrados. "No quieren" ver con sus ojos, ni oír con sus oídos y comprender con su corazón... Pero con eso habría conversión y yo los sanaría" (Mt13,15). "Mira que estoy a la puerta y llamo: si uno escucha mi voz y me abre, entraré en su casa y comeré con él y él conmigo" (Apoc3,20).    - Acerca del cristianismo: ¿Por qué el cristianismo es verdadero? Porque "Cristo es la Verdad" (Jn14,6). Pero no podemos acceder a Él (la Verdad) naturalmente, sino que es sobrenatural. Era necesario que Dios se "revelará" al hombre. Así también, al no tener (nosotros) capacidad para comprenderlo todo, es razonable que, en nuestra condición, tenga lugar el "misterio". Además, asumiendo como verdadera la "Revelación" de Dios al hombre, ¿sería correcto imponer nuestro juicio al suyo, que todo lo sabe, puede, etc., cuando nos concede la Gracia de su Revelación? ¿O sería correcto someter nuestro juicio al suyo creyendo en su Palabra (que no significa no tener preguntas)? En este sentido, es razonable nuestra fe (qué es un don de Dios), que es creer en Dios que se revela, sometiendo nuestra inteligencia y voluntad a su Palabra, aún cuando no lo comprendamos todo (misterio). "Creemos para ver" (Jn11,40). "Dios da su gracia a los humildes, pero resiste a los orgullosos" (Stgo4, 5-6). "El motivo de creer no radica en el hecho de que las verdades reveladas aparezcan como verdaderas e inteligibles a la luz de nuestra razón natural. Creemos "a causa de la autoridad de Dios mismo que revela y que no puede engañarse ni engañarnos". "Sin embargo, para que el homenaje de nuestra fe fuese conforme a la razón, Dios ha querido que los auxilios interiores del Espíritu Santo vayan acompañados de las pruebas exteriores de su Revelación" (ibid.,DS3009). Los milagros de Cristo y de los santos (cf. Mc16,20; He2,4), las profecías, la propagación y la santidad de la Iglesia, su fecundidad y su estabilidad "son signos ciertos de la Revelación, adaptados a la inteligencia de todos", "motivos de credibilidad qué muestran que el asentimiento de la fe no es en modo alguno un movimiento ciego del espíritu" (Cc. Vaticano l: DS3008-10)" (Catecismo156). Saludos cordiales.

- ATEO (seguidor 3): Osea el cristianismo es la verdad porque el cristianismo dice que es verdad, curioso.

- CATÓLICO: .. Dale una lectura más.

- ATEO (seguidor 3): Ya lo hice, y es lo que estas diciendo, solo tiras versículos y supuestos "signos" y milagros.

- CATÓLICO: "¿Cómo estamos ciertos de que la Doctrina cristiana qué recibimos de la Santa Iglesia es verdadera? Estamos ciertos qué la Doctrina que recibimos de la Iglesia Católica es realmente verdadera, porque Jesucristo, Divino Autor de esta Doctrina, la confió por medio de sus Apóstoles a la Iglesia fundada por Él, a la cual constituyó Maestra infalible de todos los hombres y prometió su Divina asistencia hasta el fin del mundo" (Catecismo San Pio X 8)."¿Hay otras pruebas de la verdad de la doctrina cristiana? La verdad de la Doctrina Cristiana se demuestra, además, por la santidad eminente de tantos que la profesaron y profesan, por la heroica fortaleza de los mártires, por su rápida y admirable propagación en el mundo y por su completa conservación por espacio de tantos siglos de varias y continuas luchas" (Catecismo San Pio X 9). Saludos.

- ATEO (seguidor 3): Eso no demuestra nada, Es como decir, sabés porque el Krishnaísmo es verdad? Porque Krishna, autor de esta doctrina, la estableció así Mártires hay en todas las religiones, así que tampoco demuestra nada, de hecho, los cristianos tampoco es que fueran tan perseguidos como se nos quiere pintar.

- CATÓLICO: "La fe es un don de Dios" (Catecismo1814). "[...] Sin embargo, para que el homenaje de nuestra fe fuese conforme a la razón, Dios ha querido que los auxilios interiores del Espíritu Santo vayan acompañados de las pruebas exteriores de su Revelación" (ibid.,DS3009). Los milagros de Cristo y de los santos (cf. Mc16,20; He2,4), las profecías, la propagación y la santidad de la Iglesia, su fecundidad y su estabilidad "son signos ciertos de la Revelación, adaptados a la inteligencia de todos", "motivos de credibilidad qué muestran que el asentimiento de la fe no es en modo alguno un movimiento ciego del espíritu" (Cc. Vaticano l: DS3008-10)" (Catecismo 156). Nuestra fe es razonable." Esta fe nace de la proclamación del Evangelio" (Rm10,17). Debemos comprender con el corazón. "[...] El sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, unos granos cayeron a lo largo del camino: vinieron las aves y se los comieron. Otros cayeron en terreno pedregoso, con muy poca tierra, y brotaron en seguida, pues no había profundidad. Pero apenas salió el sol, los quemó y, por falta de raíces, se secaron. Otros cayeron en medio de cardos: éstos crecieron y los ahogaron. Otros granos, finalmente, cayeron en buena tierra y produjeron cosecha, unos el ciento, otros el sesenta y otros el treinta por uno. El que tenga oídos, que escuche" (Mt13, 3-9). "Cuando uno oye la Palabra del Reino y no la interioriza, viene el maligno y le arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Ahí tienen lo que cayó a lo largo del camino. La semilla que cayó en terreno pedregoso, es aquel que oye la Palabra y en seguida la recibe con alegría. En él, sin embargo; no hay raíces, y no dura más que una temporada. Apenas sobreviene alguna contrariedad o persecución por causa de la Palabra, inmediatamente se viene abajo. La semilla que cayó entre cardos, es aquel que oye la Palabra, pero luego las preocupaciones de esta vida y los encantos de las riquezas ahogan esta Palabra, y al final no produce fruto. La semilla que cayó en tierra buena, es aquel que oye la Palabra y la comprende. Este ciertamente dará fruto y producirá cien, sesenta o treinta veces mas" (Mt13,19-23). Saludos.

- ATEO (seguidor 2): Si estudiaras Ciencias Bíblicas te darías cuenta de que los cuentos bíblicos son sólo eso: cuentos... relatos literarios inventados con fines teológicos, Einstein las llamó: "fábulas edificantes".

- CATÓLICO: ¿Las ciencias bíblicas enseñan que es falso lo que estudian? El Señor dijo: "[...] Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Si, Padre, pues así fue de tu agrado" (Mt11,25). Saludos.

XIX. AGUA

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